Innovación médica

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México, lento en innovación médica

Los avances en ciencia y tecnología han permitido que cada vez existan más tratamientos y curas para diversas enfermedades. Sin embargo, para que un medicamento llegue a las instituciones de salud pública en México pueden pasar desde cuatro hasta siete años.

Ciudad de México, 15 de agosto de 2017.

¿Las razones? El protocolo de aprobación de medicamentos y los largos plazos que conlleva. Y es que una evaluación realizada por la Asociación Mexicana de Industrias de Investigación Farmacéutica (AMIIF) reveló que nuestro país es uno de los más lentos en la adopción de innovadores con 4.2 años en promedio, mientras que en otras naciones como en los Estados Unidos o Alemania el tiempo de espera es de aproximadamente un año.

De acuerdo con el Cuarto Informe de Labores 2015-2016 de la Secretaría de Salud, la institución trabaja en estrecha colaboración con la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS) para fomentar el uso racional de la prescripción de medicamentos a fin de lograr las mejores condiciones de abasto y oportunidad de suministro de en los hospitales públicos, pero si las medicinas no se expiden de forma eficiente, los esfuerzos resultan insuficientes.

La COFEPRIS ha reducido sus plazos para otorgar un registro sanitario, sin embargo, dicha Comisión es solamente el primer filtro, posteriormente el medicamento debe ser aprobado por el Consejo de Salubridad General -que puede tardar hasta un año en certificar una fórmula como parte del cuadro básico de salud- para después llegar a las instituciones de salud pública (IMSS e ISSSTE), en donde se debe ratificar su adquisición, proceso que toma entre 12 y 24 meses.

Dichos plazos representan una bomba de tiempo para los pacientes que podrían recibir tratamiento para sus afecciones y gastos mayores por concepto de hospitalización, incapacidades laborales o pensiones.

Pese a todo, los laboratorios no cesan su búsqueda de innovadores, y la propia AMIIF está impulsando la implementación de un nuevo modelo denominado esquema de riesgo compartido, bajo el cual se firmaría un convenio entre el IMSS y las empresas farmacéuticas que lo deseen para fijar metas o resultados concretos en materia de salud que se traduzcan en una reducción de costos (y tiempo) para el Instituto y, por ende, en el bienestar de los pacientes.

Este esquema se implementaría gradualmente a nivel nacional y en caso de no alcanzar los resultados planteados, las farmacéuticas devolverían al IMSS una cantidad de la inversión inicial y, sin duda, se aceleraría la llegada de tratamientos novedosos.

Innovación médica en México

Un nuevo modelo podría acelerar la llegada de medicamentos a los centros de salud pública.

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