Los retos del ‘superpeso’ para el sector exportador

Perspectivas

Los retos del ‘superpeso’ para el sector exportador

A medida que el peso mexicano gana terreno frente al dólar, nuestra economía se enfrenta a un entorno tan prometedor como complejo. Para el sector exportador, la apreciación de la moneda nacional provoca un impacto a los ingresos de los exportadores, pero también abre oportunidades que se deben reconocer y aprovechar.

En entrevista con Cecilia Montaño, Socia Líder de Comercio Exterior y Aduanas en Deloitte Spanish Latin America.

Ciudad de México, 14 de junio de 2023.

Durante los últimos meses, la apreciación del peso mexicano frente al dólar ha sido muy evidente. Primero, al bajar de $19 pesos el tipo de cambio de la moneda estadounidense, en enero de 2023; luego, cuando este perforó la ‘barrera’ de los $18 pesos, en marzo de este mismo año; y, más recientemente, colocándose en $17.12 pesos1. Ese ha sido el camino que el peso mexicano ha seguido con respecto al dólar y con lo cual nuestra moneda ha adquirido una mejor posición no solo en comparación con esta divisa, sino con otras más.   

Este fortalecimiento del peso mexicano, gracias al cual se le ha llamado ‘superpeso’, es consecuencia de diversos factores económicos que se han registrado desde hace varios meses, como el incremento a las tasas de interés y la necesidad de relocalizar los procesos productivos (nearshoring) en nuestro país, para estar lo más cerca posible de uno de los principales mercados a nivel mundial: los Estados Unidos.   

Contar con una moneda fuerte podría parecer, a primera vista, una buena noticia, y, sin duda, lo es en varios sentidos. Sin embargo, para el comercio exterior no necesariamente es así, ya que la apreciación del peso trae consigo una situación compleja, que ha orillado a los productores de bienes de exportación, a modificar algunos procesos, provocando, al mismo tiempo, un aumento de precios en los productos finales e impactando en el poder adquisitivo de los consumidores que compran con dólares2.

¿Cuáles son los retos y las oportunidades que existen para la industria exportadora, en medio de este contexto? ¿Cómo es posible beneficiarnos de la fortaleza del peso mexicano, en un entorno donde la estabilidad del tipo de cambio también es muy importante?

 

[1] Apenas el 14 de junio, el dólar cotizó en 17.12 pesos (Banco de México, Sistema de Información Económica, Serie histórica diaria del tipo de cambio peso-dólar). 

[2] Milenio, “Superpeso desequilibra comercio con el exterior”, 11 de abril, 2023. 

El  ‘superpeso’, es resultado de diversos factores como el incremento a las tasas de interés y el nearshoring en nuestro país.

Un impacto no previsto

A diferencia de otras economías latinoamericanas1, cuyos tipos de cambio son determinados hasta cierto punto por el Estado, México se rige por el principio de libre flotación: es decir, el tipo de cambio se define de acuerdo con las fluctuaciones del mercado, sin regulación gubernamental2.

Esto hace que el equilibrio entre el peso y el dólar dependa solamente de la liquidez de ambas monedas3, lo que provoca un escenario como el que vemos recientemente con el “superpeso”, debido al cual, la economía y sectores específicos como el de comercio exterior, se ven impactados.

Si consideramos que el sector exportador es la parte más importante del PIB de nuestro país y, dentro de él, el sector manufacturero representa 86.9% de su valor4, el riesgo más importante derivado de la apreciación de nuestra moneda es la reducción de ingresos en esta industria y, por tanto, un decrecimiento del PIB.

Pero, ¿por qué hablamos de un impacto en los ingresos? Porque muchos de los contratos de exportaciones, provenientes, en su mayoría, de la industria manufacturera, manejan precios en dólares, con un tipo de cambio de alrededor de $20 pesos. Bajo esa lógica, un dólar más barato reduce los márgenes de quienes obtendrían ganancias con ese tipo de cambio pactado.

Adicional a esa reducción en las ganancias de los exportadores, producida solo por la alteración del tipo de cambio, habría que considerar el impacto producido por los altos niveles de inflación que actualmente vemos (6.85%, para abril de 20235), ya que el aumento en los costos de las materias primas, así como de servicios y productos finales, juegan en contra de los ingresos y la competitividad del sector exportador.  

Esto se podría traducir, finalmente, en que, ante los altos precios de insumos y productos mexicanos en el extranjero, los consumidores de esos países pierdan interés en ellos y se inclinen por otras opciones de menor costo.

Tomando estos factores en cuenta, lo más probable es que, en el corto plazo, los productos de exportación pasen por un tiempo de baja demanda; sin embargo, esto no provocará una mayor afectación a las relaciones comerciales que nuestro país guarda, principalmente, con los Estados Unidos. En otras palabras, a pesar del fortalecimiento del peso frente al dólar, los beneficios comerciales ―entre ellos la cercanía de ambas naciones y la inversión directa en ambos territorios―, seguirán haciendo que la relación de compras entre la Unión Americana y México siga siendo costeable.

 

[1] Centro de Estudios Monetarios Latinoamericanos, “Datos selectos Macrofinancieros I”. Visto: 2 de junio, 2023.  

[2] Banco de México, “Regímenes cambiarios a partir de 1954”. Visto: 25 de mayo, 2023. 

[3] La liquidez de una moneda se define por qué tan usada es en el mercado mundial. Es decir, mientras más intercambios económicos haya con determinada moneda en el mundo, esta se vuelve más líquida. De acuerdo con datos del Banco de Pagos Internacionales, en colaboración con el Banco de México, el peso mexicano es la moneda más liquida de Latinoamérica, y la decimosexta de mayor operación en el mundo. (Banxico, Comunicado de prensa, “Encuesta trienal de los bancos centrales sobre los mercados de divisas y de derivados no estandarizados”, pág. 2, visto: 27 de mayo de 2023). 

[4] Banco de México, “Información revisada de comercio exterior”, junio de 2022.

[5] Inegi, “Índice Nacional de Precios al Consumidor”, visto: 2 de junio de 2023. 

Los beneficios comerciales de la fortaleza del peso frente al dólar seguirán haciendo que la relación de compras entre EE. UU. y México siga siendo costeable.

Del apogeo de las inversiones a la estabilidad cambiaria

A medida que los EE. UU. se adentra a un panorama económico complicado, debido a la acumulación de deuda1, la subida de costos y el riesgo de una posible recesión2, México aparece como un atractivo destino de inversión y desarrollo. En este contexto, el nearshoring representa una gran oportunidad para seguir impulsando (mediante la reinstalación de los procesos productivos de otros países en el nuestro) la inversión en territorio nacional y fortaleciendo no solo a nuestra moneda, sino a nuestra economía en su conjunto.

El impulso a este tipo de inversión asegura la circulación de capitales entre ambos países y, también, permite generar mejores lazos entre sus economías, principalmente de la mano del comercio exterior. Algo similar ocurre con la transferencia de remesas, que ha alcanzado niveles históricos en el último año, figurando como un factor más que impulsa el creciente valor del peso3.

Otra situación por la que México se encuentra, actualmente, en la mira de los inversionistas, es el alto rendimiento que ofrece su tasa referencia de interés, la cual se ubica en un nivel récord de 11.23%4, muy atractivo para llevar a cabo diferentes tipos de inversiones (entre ellos los capitales ‘golondrinos’ o especulativos) y proyectos.

No obstante los beneficios de estos escenarios para ciertos rubros de la economía, es previsible que, al menos en lo que se refiere al contexto alcista de tasas de interés, los niveles de rendimiento volverán a estabilizarse en algún momento. ¿Por qué? Simplemente porque escenarios como esos, de constante crecimiento, son insostenibles a largo plazo.

De igual manera, puede preverse que las altas tasas de inflación e incluso el flujo de remesas se reduzcan y se estabilicen en algún momento, contribuyendo con ello a tener un tipo de cambio más equilibrado y a reducir los impactos en el comercio exterior.

Por esa razón, más allá de considerar que este periodo de fortalecimiento del “superpeso” es algo negativo para el comercio exterior, podríamos decir que se trata de un momento de oportunidad para generar estrategias y articular nuevas formas de pensar las relaciones comerciales. El futuro y la economía nos harán enfrentar situaciones cambiantes e imprevistas y debemos estar preparados para ello, como sector, pero también como país.

 

 

[1] Deutsche Welle, “Tesoro: EE.UU. ya paga las consecuencias de la crisis de deuda”, 16 de mayo de 2023.

[2] El País, “Las subidas de los tipos de interés frenan el crecimiento del PIB en Estados Unidos”, 25 de mayo de 2023.

[3] Blog de la Bolsa Mexicana de Valores, “Exportaciones y remesas fortalecen al peso mexicano”.

[4] Banco de México, “Comunicado de prensa”, 30 de marzo de 2023. 

Se prevé que las altas tasas de inflación y el flujo de remesas se estabilicen en algún momento, contribuyendo a tener un tipo de cambio más equilibrado.

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