“Nueva normalidad”, nuevos cambios para las empresas

Perspectivas

“Nueva normalidad”, nuevos cambios para las empresas

Durante la fase del restablecimiento de operaciones en oficinas, fábricas y comercios, las organizaciones se tendrán que adaptar a diversas disposiciones sanitarias, que modificarán su forma y espacio de trabajo, buscando garantizar la seguridad de sus trabajadores, mientras se esfuerzan por superar ciertos problemas de liquidez.

En entrevista con René Nájera, Socio de Riesgo Estratégico en Deloitte México.

Ciudad de México, 19 de junio de 2020.

Desde hace algunos días, el regreso a los centros de trabajo ha sido parte de “la nueva normalidad” del país y, conforme pase el tiempo, cada vez más personas se estarán reincorporando a las actividades que, hasta antes de la declaratoria de emergencia por la pandemia del COVID-19, realizaban en sus oficinas, fábricas o comercios.

Ante esa situación, surgen algunas interrogantes: ¿cómo será, en realidad, ese regreso a las actividades? ¿Estarán listas las empresas para el restablecimiento de sus operaciones, y, al mismo tiempo, para darle a su personal todas las medidas de protección que necesita? ¿Qué protocolos deben seguir las organizaciones?

Recordemos que las secretarías de Salud y del Trabajo, así como el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), han emitido lineamientos que representan el marco regulatorio de partida para el retorno “seguro” de operaciones en los espacios de trabajo.

Entre esas disposiciones, que varían según el nivel de riesgo epidemiológico, están el favorecer el trabajo en casa; asegurarse de que exista una distancia de cuando menos 1.5 metros entre personas, o bien, dotarlas de equipo de protección personal; colocar barreras físicas en estaciones de trabajo, comedores; y, establecer horarios flexibles y escalonados de trabajo.

Además de estos lineamientos federales, también existen los que cada estado o municipio podrán establecer por su parte. Es por eso que el gran reto para las empresas está en adaptarse tanto a las medidas generales, que provienen del gobierno federal, como a las más específicas, de los otros niveles de gobierno. Particularmente, el reto será mayor para compañías que operan en múltiples localidades.

El gran reto para las empresas está en adaptarse tanto a las medidas generales como a las más específicas, de los otros niveles de gobierno.

Tres aspectos de cambio en las empresas

Los lineamientos están enfocados en fortalecer la seguridad sanitaria para evitar la propagación del COVID-19 y cuidar la integridad de las personas; sin embargo, en la búsqueda de este propósito existen aspectos que impactarán las actividades de las empresas.

Bajo nuestra óptica, los principales cambios que se verán en los negocios y que, por lo tanto, las empresas deben atender, se pueden identificar en tres aspectos:  

  1. El trabajo. La actividad del día a día se verá impactada en la forma en que se lleva a cabo. Una vez que se determine qué parte del personal regresará a sus oficinas, habrá controles de ingreso y salida de personal en las diversas instalaciones, así como horarios escalonados o mediciones de temperatura corporal. Incluso se tendrán que revisar las políticas de viajes y de interacción con proveedores y otros terceros.
  2. El lugar de trabajo. A fin de mantener la distancia recomendada por las autoridades, las empresas tendrán que analizar si la disposición física de las instalaciones debiera ser modificada, desde los escritorios, hasta las salas de juntas o comedores.
  3. La fuerza de trabajo. El personal que regrese a sus centros de trabajo debe sentirse completamente seguro con las medidas que lleva a cabo su empresa. Por ello, las organizaciones deben pensar en sus trabajadores y advertir quiénes de ellos o de sus familiares son personas vulnerables. Además, implementar diversos controles (aquí las aplicaciones tecnológicas podrían ser de gran ayuda) para vigilar constantemente su estado de salud. 

Dentro de cada uno de estos aspectos existen elementos que, si bien no son estrictamente regulatorios, las empresas deben considerar para que sus operaciones de negocio, al incursionar en la “nueva normalidad”, sean exitosas.

Flujo de efectivo, el otro reto

Cumplir con los protocolos de cuidado sanitario y de protección de personal no será del todo sencillo. Sobre todo, porque las empresas se enfrentarán a un reto importante derivado de las afectaciones económicas que ha traído la pandemia: contar con los recursos necesarios para solventar todos los gastos que implica el retorno seguro.

Todas las empresas, o cuando menos gran parte de ellas, retomarán sus actividades en medio de una situación en la que los ingresos han ido a la baja. En otras palabras: será complicado contar con fondos para costear las medidas para el retorno, como la adaptación de sus instalaciones y la adquisición de diversos insumos (cubrebocas, equipo, guantes, tapetes desinfectantes) que contribuyan al bienestar de sus empleados.

Y así como hay gastos particulares que deben considerarse en estos momentos, las organizaciones también tienen que analizar cuáles de éstos serán temporales y cuáles otros serán permanentes, con el objetivo de detectar prioridades y definir –o redefinir–, a partir de ello, su presupuesto.

No hay que olvidar, por otro lado, que las adaptaciones de los espacios dependen del giro de cada industria. Así, por ejemplo, serán diferentes los gastos que requiera contemplar el sector de la transformación –cuyos centros de trabajo se componen esencialmente de fábricas y donde, por cierto, sus actividades no pararon, pues fueron consideradas esenciales–, que, por ejemplo, los del sector restaurantero, donde, además de enfrentarse a la poca afluencia de gente, tendrán que incorporar nuevos servicios, o hacerlos más eficientes, como los envíos a domicilio.                   

En cualquiera de los casos, las empresas deben darse a la tarea de analizar cuáles son sus necesidades, su situación financiera y su capacidad de acción para el nuevo periodo de restablecimiento de actividades en los centros de trabajo. El factor común será asegurar la continuidad de su negocio, sin olvidar la que por ahora es la principal prioridad: proteger a sus trabajadores.

El objetivo común será asegurar la continuidad de su negocio, sin olvidar la que por ahora es la principal prioridad: proteger a sus trabajadores.

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