El impacto del conflicto bélico en los precios de los combustibles en México

Perspectivas

El impacto del conflicto bélico en los precios de los combustibles en México

Las sanciones económicas impuestas por diversos países a Rusia, debido a su incursión en Ucrania, y las respuestas de ese país a ellas, han propiciado un encarecimiento de la gasolina y el gas natural, en diversos países, incluido el nuestro. Mientras se mantenga este escenario de tensión e incertidumbre en torno al abastecimiento energético, es altamente probable que los incrementos continúen.

En entrevista con Valeria Vázquez, Socia Líder de la Industria de Energía y Recursos en Deloitte Spanish Latin America.

Ciudad de México a 25 de mayo de 2022.

El conflicto bélico entre Rusia y Ucrania ha tenido como una de sus principales consecuencias el alza en el precio de los combustibles, como la gasolina y el gas natural. Esta situación ha afectado a diversas industrias de todo el mundo, así como a distintos sectores poblacionales de diversos países, como México.

De acuerdo con la encuesta más reciente del Tablero del Consumidor de Deloitte, la mayoría de las personas en nuestro país –principalmente, las de 35 a 54 años y las de bajos ingresos– perciben que el conflicto en Europa del Este ha impactado su consumo en diferentes rubros, sobre todo en el de los combustibles, donde 72% de los consumidores ha notado un alza considerable en los precios.

¿Cómo ha influido dicho acontecimiento en los precios de los combustibles en nuestro país? ¿Se trata del único aspecto que impacta los costos de los energéticos? Para responder a esta y otras interrogantes relacionadas con el tema, entrevistamos a nuestra Socia Valeria Vázquez, Líder de la Industria de Energía y Recursos para México- Centroamérica en Deloitte Spanish Latin America. 

¿Cómo y cuál ha sido el impacto del conflicto entre Rusia y Ucrania en el precio de los combustibles en México?

La relevancia del conflicto bélico, en términos energéticos, es mundial, y México forma parte de esta misma coyuntura. No podemos encontrar un efecto aislado para nuestro país, si no entendemos el impacto global que ha tenido este asunto.

El hecho de que Rusia sea uno de los mayores productores de crudo, de gas y de carbón en el mundo, ha impactado de manera significativa la situación de diversos países. Por una parte, varias naciones de Europa, así como los Estados Unidos, han impuesto sanciones a la entrada de los combustibles de origen ruso; y, por otra, el país soviético ha respondido con la amenaza de cortar el suministro de gas a países europeos –en el caso de Bulgaria y de Polonia, esto ya es una realidad–.

Los energéticos siempre han sido un commodity (producto) con volatilidad en sus precios; es decir, éstos suben y bajan con cierta frecuencia. En esta ocasión, sin embargo, debido al conflicto, sí hemos observado un aumento mucho más considerable que en otras ocasiones.

Esto se refleja en que los niveles actuales son mucho mayores a los que se veían antes de la pandemia: por ejemplo, el precio actual del Brent es de 109 dólares por barril, siendo que, en enero de 2020, cotizó hasta en 68.60 dólares por barril, de acuerdo con datos de Bloomberg; mientras que el precio de la  mezcla mexicana ronda los 107 dólares por barril, según datos de Petróleos Mexicanos (Pemex), muy por encima de los 56.67 dólares que refieren los datos del Banco de México, para enero de 2020.

Ahora bien, si hablamos específicamente de México, esta situación nos ha afectado debido a que somos un país importador de petróleo y combustibles, a pesar de que hace una década nos caracterizábamos por ser un territorio con una gran producción petrolera.

Dicho en otras palabras, gran parte de los combustibles que tenemos y que consumimos en México depende de las importaciones; no nada más en cuanto a las gasolinas y al diésel, sino incluso en lo que se refiere al crudo, porque la gran mayoría de nuestras refinerías está preparada para refinar un crudo diferente del que nosotros producimos (para obtener crudo ligero, por ejemplo, son necesarias las importaciones), y esto, en definitiva, ha afectado los precios de los combustibles en nuestro país.

Los mayores impactos los vemos en el precio del gas licuado, que proviene, como tal, del crudo y cuyo proceso industrial es diferente al del gas natural, pero también en el precio de las gasolinas, cuyos niveles, en las primeras semanas del año, eran de 20.8 pesos por litro, y, actualmente, son de 21.73 pesos1, a pesar de las acciones del gobierno para mitigar el encarecimiento de este combustible.

¿Se prevé que sigan incrementando los precios de la gasolina y del gas mientras continúe el conflicto?

Sí, din duda. El conflicto y sobre todo las consecuencias del conflicto, es decir, las sanciones económicas que se han impuesto a Rusia y las medidas con las que este país ha respondido, van a seguir repercutiendo en el alza de precio de los combustibles.

Creo que, por lo pronto, no vamos a ver una estabilidad en los precios de los combustibles, debido, principalmente, a que no sabemos qué va a ocurrir con el conflicto bélico. No hay certeza en este momento. Es probable que empiecen a implementarse medidas que permitan controlar los precios, antes de que veamos el fin del conflicto. Y también hay que señalar que el fin del conflicto no necesariamente va a implicar que de inmediato el precio de los combustibles vaya a estabilizarse.

Seguramente, necesitaremos un periodo de estabilización y tenemos que ver cómo se reorganiza el modelo energético a nivel mundial, dadas las consecuencias contractuales que han venido ocurriendo a partir de las medidas que han tomado los diversos Estados. Ya estamos viendo terminaciones anticipadas de contratos, penas convencionales adicionales, el tema de que Rusia reclama el cobro en rublos cuando los precios están en dólares o euros.

Habrá que estar atentos, ahora, a cómo los países de la Unión Europea fundamentarán mejor su base energética y de dónde van a obtener estos recursos. En ese sentido, México también tendrá que analizar su situación energética y llevar a cabo acciones para adaptarse a futuros cambios.

Además del conflicto, ¿existe otro factor que esté impulsando el alza en los precios de los combustibles?

En México, el tema inflacionario tiene un origen multifactorial. Entre esos factores, está el alza del precio de los combustibles, que sí impactó. No podemos decir que la inflación se disparó, directamente, por esta alza en los combustibles, pero se trata de una situación que no ayuda a mitigarla. También tenemos el tema de la recuperación post- pandemia, algo que ha afectado a todas las economías del mundo.

Concretamente, en el caso de los combustibles en México, el gobierno ha implementado un subsidio de 100% del Impuesto Especial sobre Productos y Servicios (IEPS)2, una medida que tiene un impacto sobre el presupuesto público de las finanzas públicas del país y ante la que Hacienda ha anunciado que aplicará medidas adicionales, a fin de que el precio de los combustibles no llegue a impactar el bolsillo de los mexicanos.

Incluso, el pasado 4 de mayo, se anunciaron algunas acciones por parte del gobierno, con el objetivo frenar el alza de los precios en algunos productos y de controlar la inflación, para que la economía mexicana no se vea afectada. Habrá que estar atentos, en ese sentido, a una posible re- planeación del presupuesto federal.

¿Cuándo podríamos observar una normalización de los precios de los combustibles en el país?

Es una pregunta muy interesante. El conflicto entre Rusia y Ucrania también ha reavivado ­–si es que no teníamos puesta la mirada en ello– el tema de la transición energética. Es decir, el mundo entero ha entendido que ya tenemos que transitar, de manera más concreta, de los combustibles fósiles a las energías renovables, limpias, con las cuales, además de cuidar el planeta, no estemos sujetos a la volatilidad de los precios del petróleo y del gas natural.

Sin duda, el tema de la transición energética ya había cobrado relevancia desde hace unos años, debido a los efectos del cambio climático (como ha quedado asentado en el acuerdo de París, en 2016, y en la COP-26, en 2021), pero el reciente conflicto bélico y el consecuente incremento en los precios de los combustibles volvió todavía más urgente la necesidad de considerar la diversificación no solo de la matriz energética mundial sino de la que tenemos en nuestro país. Esto va a ser algo fundamental para que, en años próximos, no nos afecte de una manera tan fuerte el alza de los precios, pero también para obtener cierta seguridad energética y no depender tanto de las importaciones y de las exportaciones petroleras.

Seguir impulsando las energías renovables, como la solar y la eólica, será muy relevante para México, porque, si hablamos del gas natural, por ejemplo, más de 70%3 de lo que consumimos es de importación y también es uno de los insumos más importantes para la generación de energía eléctrica, pero sus precios de referencia mundiales se han elevado considerablemente4.

En la medida en que tengamos una matriz energética más amplia y diversa, con fuentes distintas a los hidrocarburos, pero, además, conforme caminemos hacia las energías renovables, seguramente podremos mitigar, en el futuro, los riesgos y desafíos a los que hoy nos enfrentamos.

 

[1] Datos semanales de la Procuraduría Federal del Consumidor sobre el precio de la gasolina regular.

[2] Este porcentaje de subsidio se ha mantenido desde el 5 de marzo de 2022, para gasolina menor a 91 octanos (regular), según quedó asentado en un Acuerdo publicado en el Diario Oficial de la Federación, el 4 de marzo de 2022.

[3] De acuerdo con el Prontuario Estadístico de la Secretaría de Energía, de los 8,272 millones de pies cúbicos diarios de gas natural que se consumieron en 2021 en nuestro país (datos disponibles hasta noviembre de ese año), 5,974 millones fueron importados (72.22% del consumo nacional), mientras que 2,298 millones fueron producidos en nuestro país.

[4] Durante enero, marzo y abril de 2022, el indicador Henrry Hub ha tenido variaciones de casi el doble de precio con respecto a los mismos meses de 2021. 

En la medida en que tengamos una matriz energética más amplia y diversa, podremos mitigar  los riesgos y desafíos a los que hoy nos enfrentamos.

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