Programa de Bursatilización Conjunta: el nuevo impulso al sector agro

Perspectivas

Programa de Bursatilización Conjunta

El nuevo impulso al sector agro

A través de esta iniciativa, los Intermediarios Financieros No Bancarios (IFNBs) incrementarán su capacidad de financiamiento a diversos productos y servicios del campo mexicano, lo cual podría traer importantes beneficios para esta industria.

En entrevista con Antonio Villarreal, Socio de Auditoría y Assurance Deloitte Spanish Latin America.

Ciudad de México, 20 de julio de 2021.

Durante los últimos años, el sector agroalimentario mexicano (el cual engloba la agricultura, la avicultura, la ganadería, la pesca y la acuicultura nacionales) se ha consolidado como uno de los más valiosos en todo el mundo.

Prueba de esto es que nuestro país ocupa, a nivel global, las posiciones número 12, en producción de alimentos; 11, en producción de cultivos agrícolas y ganadería primaria; y 15, en producción pesquera y acuícola1.

Además, la industria agroalimentaria tiene un gran impacto a nivel nacional. De acuerdo con el Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP), de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader), en 2020, las actividades de este sector generaron un billón 199 mil 371 millones de pesos, lo cual representa 3.3% del Producto Interno Bruto (PIB) mexicano.

Sin embargo, aunque estas cifras son positivas, varios miembros de este sector aún se enfrentan a diversos desafíos, ya que, por falta de tecnología y de recursos, no son capaces de desarrollar de manera óptima sus productos ni de venderlos en su totalidad. En México, el financiamiento a las compañías agro suele provenir de Intermediarios Financieros No Bancarios (IFNBs) —como Sociedades Financieras de Objeto Múltiple (Sofomes), arrendadoras y uniones de crédito—, cuyo capital es insuficiente para apoyar el desarrollo de todos los proyectos que existen.

Por esta razón, y en vista del área de oportunidad que representa, la Bolsa Institucional de Valores (Biva) y los Fideicomisos Instituidos en Relación con la Agricultura (FIRA) anunciaron el Programa de Bursatilización Conjunta, una iniciativa muy prometedora que facilitará la llegada de más recursos al campo, provenientes del mercado de valores, lo cual transformará positivamente las condiciones de operación de esta industria. 

¿Cómo funciona el programa? Permitiendo que los intermediarios mutualicen el riesgo de cobranza de sus carteras (es decir, que compartan sus capitales, costos y riesgos), a través de un fideicomiso maestro, para emitir instrumentos de deuda (certificados bursátiles) que los inversionistas podrán adquirir, y, de esta manera, se inyectarán recursos para incrementar la base de colocación de las Sofomes.

Con su implementación, se espera que los principales beneficios de este nuevo modelo colaborativo entre instituciones financieras, en una primera instancia, sean los siguientes:

  1. Integración. Los IFNBs pequeños y medianos podrán emitir instrumentos de deuda y de capital en Biva, los cuales podrán ser adquiridos por los inversionistas de todo el mundo.
  2. Reducción de riesgos. Los intermediarios, al formar parte del mismo fideicomiso maestro, compartirán y reducirán los riesgos financieros de sus operaciones. 
  3. Bajos costos y tasas. En grupo, los participantes del programa obtendrán costos y tasas más atractivos que de forma individual, en el mercado de valores.
  4. Seguridad de inversión. El esquema contará con el respaldo del Banco de México (a través de FIRA), lo cual significa que, si los intermediarios incumplen sus compromisos financieros con los inversionistas, FIRA hará frente a una parte de los mismos.
  5. Nuevas fuentes de financiamiento. Antes, los IFNBs solamente podían recurrir a FIRA o a los bancos para financiarse; no obstante, a través del programa, tienen una nueva alternativa para obtener recursos.
  6. Colaboración. Por primera ocasión, los intermediarios, la Bolsa Institucional de Valores (Biva) y los Fideicomisos Instituidos en Relación con la Agricultura (FIRA) forman una alianza que, con el paso del tiempo, impulsará sus operaciones.

1 Panorama agroalimentario 2020, Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP) de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader).

Varios miembros de este sector aún se enfrentan a diversos desafíos, ya que, por falta de tecnología y de recursos, no son capaces de desarrollar de manera óptima sus productos ni de venderlos en su totalidad. 

Institucionalización: el desafío

Aunque el Programa de Bursatilización Conjunta puede ofrecer muchas ventajas a los intermediarios, también les traerá enormes retos operativos, debido a que aquellos que decidan participar necesitarán cumplir con requisitos de flujo, de capitalización, de baja morosidad y de recuperación de cartera, entre otros.

Esta prueba no será fácil, porque, en México, muchos IFNBs cuentan con una administración similar a la de empresas familiares o pequeñas, las cuales suelen caracterizarse por no tener un área de Riesgos ni órganos de control.

¿Cuál sería una solución? Que los intermediarios realicen grandes esfuerzos económicos y de planificación, para institucionalizarse, implementando –con el apoyo de asesores especializados–, una estructura interna que garantice la adecuada gestión de riesgos y que posea diversos órganos de control, como un Gobierno Corporativo, un Consejo de Administración estructurado y diversificado, y comités de Auditoría, de Crédito y de Riesgos. 

Considerando sus ventajas y desafíos, podemos concluir que la llegada de este nuevo esquema tiene el potencial para crear un nuevo círculo virtuoso en las actividades agroalimentarias mexicanas, ya que, al otorgar recursos a las empresas del sector, éstas lograrán mejorar su infraestructura, disparar su productividad, elevar sus ingresos y realizar nuevas inversiones.

Es cierto que aún desconocemos el verdadero alcance de la iniciativa, pero su potencial es muy grande: tan solo la Asociación de Sociedades Financieras de Objeto Múltiple en México (ASOFOM) tiene aproximadamente 200 miembros, lo cual demuestra que, aun sin contemplar a arrendadoras o a uniones de crédito, será posible que cientos de IFNBs obtengan recursos de Biva. En un principio, el programa se centrará en el campo; sin embargo, en el futuro, podría extenderse y beneficiar a múltiples industrias del país.

Considerando sus ventajas y desafíos, podemos concluir que la llegada de este nuevo esquema tiene el potencial para crear un nuevo círculo virtuoso en las actividades agroalimentarias mexicanas.

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