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Perspectivas
Reforma fiscal de EE.UU.
Y México, ¿cómo debe reaccionar?
Fue una de las principales promesas de campaña del entonces candidato a la presidencia de los Estados Unidos, Donald Trump. Hoy, la reforma fiscal estadounidense está cerca de convertirse en una realidad.
El Senado de los Estados Unidos aprobó, el pasado 2 de diciembre, la iniciativa impulsada por el presidente Trump, cuya propuesta central es reducir el impuesto que se cobra a las empresas –Impuesto Sobre la Renta (ISR) – de 35 a 20 por ciento.
En entrevista con Ricardo González Orta, Director Nacional de Impuestos en Deloitte México, y Eduardo Barrón, Socio de Impuestos Internacionales en Deloitte México.
Ciudad de México, 7 de diciembre de 2017.
Si bien antes de su promulgación, la reforma debe ser discutida y conciliada por el Senado y la Cámara de Representantes de los EE.UU., analistas, organismos internacionales y gobiernos de diversos países ya comienzan a visualizar y prever el impacto que esta iniciativa podría generar.
En el caso de México, se trata de una reforma que sin duda le resta competitividad al régimen fiscal actual. No obstante, es una disminución que, en algunos casos, y al momento de tomar una decisión de inversión, nuestro país puede compensar con otros factores de producción, como mano de obra, ubicación, etc.
Sin embargo, estos elementos no son suficientes para hacernos más competitivos y, en ese sentido, será necesario hacer algunos ajustes a nuestro régimen fiscal.
En lo que respecta a la tasa del Impuesto Sobre la Renta (ISR), México tiene actualmente una de las más altas a nivel global –de 30%–, superada solo por tres países: EE.UU., con 35%; Francia, con 34.3%; y Bélgica, con 34%.
Si los Estados Unidos aprueban la reforma, tal y como se encuentra ahora, nuestro país se convertiría en la tercera nación con la tasa de ISR más alta a nivel mundial.
En este sentido, una de las alternativas sería reducir nuestra tasa de ISR, sin embargo, el margen que México tiene para hacerlo es mínimo, por lo que es poco probable que pudiéramos alcanzar el nivel de 20%, propuesto por los Estados Unidos.
A pesar de ello, si México lograra disminuir algunos puntos porcentuales su tasa de ISR, tendría que compensar esa baja con algún otro gravamen y, en esa ecuación, el consumo podría convertirse en la clave para equilibrar la balanza.
Lo que queremos decir es que los ajustes tendrían que estar más encaminados hacia incrementar la recaudación de los impuestos enfocados al consumo, que a modificar los correspondientes a la renta o a agregar nuevos gravámenes a las personas físicas.
Se trata, pues, de subir los impuestos indirectos (IVA) y reducir los directos (ISR), precisamente porque son estos últimos los que impactan en las decisiones de inversión. No obstante, se debe asegurar que ese gravamen adicional en el impuesto indirecto incida positivamente en la población con menos recursos.
Si no se logra una combinación de incremento de impuestos con una incidencia positiva en los sectores más vulnerables, entonces sí estaríamos hablando de una reforma negativa, pues afectaría a los que menos tienen y beneficiaría únicamente al sector empresarial.
Si los Estados Unidos aprueban la reforma, tal y como se encuentra ahora, nuestro país se convertiría en la tercera nación con la tasa de ISR más alta a nivel mundial.
Elecciones, un factor a considerar
En julio de 2018, nuestro país vivirá una jornada electoral importante, pues además de elegir a los representantes para el Senado y la Cámara de Diputados, la población definirá quién será el próximo presidente de la República.
Se trata de un acontecimiento crucial que, visto de manera práctica, aletargará el proceso de reacción que México pudiera tener ante la inminente aprobación de una reforma fiscal por parte del Congreso estadounidense.
Sin embargo, esto puede no ser una mala noticia, pues el cambio electoral brindará a nuestro país una oportunidad para generar, con mayor tiempo, una mejor reflexión sobre el impacto que la reforma podría tener y definir hacia dónde se quiere mover al sistema fiscal mexicano.
La ventaja en repatriación de capitales
Uno de los factores que podrían afectar de manera negativa las decisiones de inversión en México es la propuesta incluida en la reforma fiscal de los EE.UU., que regulariza el impuesto diferido que tienen las empresas multinacionales estadounidenses en el extranjero.
Esta propuesta les da a estas organizaciones la oportunidad de regularizar su ISR con el pago de una tasa que podría quedar en 14.49% -actualmente se cobra 35%-, lo que les daría una ventaja competitiva respecto a las multinacionales mexicanas.
De igual forma, esta reforma brindaría a estas empresas estadounidense la oportunidad de regularizarse sin la necesidad de repatriar el capital que tienen invertido en el extranjero, a diferencia de lo que establece el régimen fiscal de México, lo que también podría dejar en clara desventaja a las multinacionales mexicanas.
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