Sector Maquilador: cambian las reglas, también los retos

Perspectivas

Sector maquilador:

Cambian las reglas, también los retos

Con la entrada en vigor del nuevo reglamento de comercio exterior en México, a mediados de 2020, la industria maquiladora ha tenido que enfrentarse a diferentes desafíos en sus procesos productivos. Adaptarse a ellos será fundamental para mantenerse como uno de los pilares de la economía nacional.

En entrevista con Manuel Muñiz, Socio de Comercio Exterior y Aduanas en Deloitte México.

Ciudad de México, 2 de octubre de 2020.

Primero, en Ciudad Juárez; dos años después, en Nogales, y casi enseguida en las principales ciudades de toda la frontera norte. Así fue como, a partir de 1966, con el Programa de Industrialización Fronteriza (PIF), lanzado un año antes por el gobierno de México, comenzó el establecimiento de las primeras grandes plantas industriales y, con ello, una nueva era para el desarrollo de la región fronteriza y también para uno de los principales sectores productivos del país en la actualidad: la maquila.

Las reglas del PIF permitían a diferentes empresas establecidas en México importar, libres de impuestos, materias primas y componentes originales, para, posteriormente, ser ensamblados y reexportados como productos terminados. Con el tiempo, se conservó esta dinámica y fueron evidentes los frutos de la política de industrialización, traducidos en generación de empleos, inversiones y entrada de divisas al país.

Para finales de la década de los sesenta, el número de plantas de manufactura en operación ascendía a 147, y nuestro país se colocó rápidamente en el tercer lugar de exportadores de productos a la Unión Americana1. Más tarde, para las décadas de los ochenta y noventa, de forma paralela al descenso de las exportaciones petroleras, y gracias a la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), el sector siguió en franco crecimiento. 

Actualmente, la maquila representa en nuestro país una fuerza importante del desarrollo industrial y del comercio exterior. Hasta junio de este año, se tenían registradas 5 mil 184 establecimientos en activo dentro del Programa de la Industria Manufacturera, Maquiladora y de Servicios de Exportación (IMMEX)2, abarcando diferentes e importantes industrias como la aeroespacial, la automotriz, de energía alternativa, electrónica y de dispositivos médicos.

En ese mismo mes (el último del que se tienen datos oficiales) este sector brindó empleo a dos millones 560 mil personas y generó ingresos totales por alrededor de 263 mil millones de pesos, refieren datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

Además, las exportaciones manufactureras, que en buena medida están integradas por la producción maquiladora, representaron 91.4% del total de exportaciones mexicanas, alcanzando un valor de 32 millones 613 mil pesos, en julio pasado, según información del Banco de México.

Sin embargo, a pesar del papel relevante que tiene la industria maquiladora para la economía y para el comercio exterior de nuestro país, recientemente se enfrenta a un panorama desafiante: con los cambios a las reglas de comercio exterior que se publicaron en julio pasado, en el Diario Oficial de la Federación, el sector solo conserva, por ahora, cuatro de los 27 beneficios que, mediante distintas certificaciones dentro del Programa IMMEX, había acumulado.

Ante este nuevo entorno, ¿qué pueden hacer las empresas maquiladoras para mantenerse como uno de los principales pilares del comercio exterior?

1 “Los orígenes de la industria maquiladora en México”, Revista Comercio Exterior, Bancomext, Noviembre de 2003.

2 Banco de Información Económica del Inegi. 

La maquila representa en nuestro país una fuerza importante del desarrollo
industrial y del comercio exterior.

Control y tecnología, las claves de la inversión

Bajo las circunstancias actuales, son pocos los incentivos que existen para que las empresas maquiladoras aspiren a tener un nivel de certificación más alto. A aquellas que eran categoría A, ya no les interesa mucho obtener un grado AA o AAA (este último, el más alto). ¿Por qué? Porque ya no hay beneficios adicionales conforme se sube de categoría.

Si bien permanece el beneficio de la exención del IVA en la importación temporal de mercancías, lo cual es muy importante, muchos otros temas que facilitaban el comercio exterior, sobre todo para la industria automotriz, ya no existen, como son, por ejemplo, las autocorrecciones cuando se detectaba algún error u omisión en el cumplimiento, o bien, la reducción de multas.  

Además, hubo cambios en el control de mercancías, pues antes se les permitía a las empresas importar insumos y dejarlos en territorio nacional hasta por 36 meses, pero, con las modificaciones, ahora solo cuentan con 18 meses. Asimismo, se eliminó el beneficio del retorno virtual de mercancías: antes, el “regreso” de los productos al país de origen era solo a manera de registro, en un documento; ahora, ya no puede ser así, sino que debe ser físico el traslado mercantil o mediante esquemas alternativos, si es que los fabricantes quieren venderlos en México.

Todo esto significa una serie de retos que tendrá que afrontar la industria maquiladora. Es decir, las empresas del sector que ya están establecidas o busquen instalarse en México ahora tendrán que esforzarse para mejorar el control de sus operaciones mercantiles, desde el punto de vista de control de inventario y de control documental de sus transacciones aduaneras.

Además, será fundamental que trabajen en un cambio o rediseño de procesos para simplificar sus operaciones, así como invertir más en tecnología, con el objetivo de mejorar el control de procesos y contar con información que sirva para la toma de decisiones acertadas.

Finalmente, el tema de capacitación de personal también será una actividad que tendrá que realizarse de manera constante, pues es muy valioso contar con un equipo de profesionales capacitado y actualizado en todos los temas del negocio. 

La importancia del sector maquilador es grande y su desarrollo genera importantes beneficios no solo para las empresas que lo conforman, sino también para sus trabajadores e, incluso, para las mismas autoridades, ya que contribuye en buena medida en los ingresos fiscales y motiva nuevas inversiones en el país.

Estar conscientes del impacto de esta industria en la economía nacional y seguir impulsando su potencial es una tarea a la que se le deberá prestar atención y que, en el contexto actual, toma, sin duda, una mayor relevancia.

El desarrollo del sector maquilador genera importantes beneficios no solo para las empresas que lo conforman, sino también para sus trabajadores.

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