Sequía bursátil en México

Perspectivas

Siete factores que explican la sequía bursátil en el país

Además de la coyuntura, la falta de dinamismo en el mercado de valores obedece a diversos mitos y condiciones que impiden a las empresas aprovechar esta gran alternativa de crecimiento y expansión.

En entrevista con Gustavo Méndez, Socio Líder de la Industria de Servicios Financieros en Deloitte México, y Jorge Schaar, Socio Líder de Servicios de Capital Advisory en Deloitte México.

Ciudad de México, 13 de agosto de 2019.

El mercado bursátil mexicano vive tiempos complejos. Desde hace poco más de 20 meses, las bolsas de valores de nuestro país no han emitido una sola Oferta Pública Inicial (OPI) –la última fue en noviembre de 2017-. Pero, exactamente, ¿qué es una OPI?, ¿cuál es su relevancia? y ¿qué factores han provocado su ausencia?

Las OPIs constituyen una de las alternativas más importantes de financiamiento con las que actualmente cuentan las empresas. Son consideradas como la vía más alta o significativa a la que puede llegar una compañía, por las implicaciones y beneficios que puede otorgarle.

Básicamente, consiste en hacer disponible, para los inversionistas del mercado bursátil, una parte del capital de determinada empresa y, por lo tanto, incluirlos en los planes de crecimiento, rentabilidad y creación de valor de ese negocio hacia el futuro. Cuando una organización quiere crecer, pero no cuenta con los recursos para hacerlo, es una gran alternativa.

En ese sentido, la falta de emisiones de OPIs en los últimos meses es, desde nuestra perspectiva, un tema que preocupa y que refleja, por un lado, la falta de apetito de los inversionistas del mercado bursátil y, por el otro, la falta de interés de las empresas por utilizar esta vía de crecimiento.

Sin embargo, esta situación también revela un problema que viene de muchos años atrás y que podría resumirse en el nivel relativamente bajo que, de manera general, tiene el financiamiento bursátil en México.

El bajo número de empresas listadas en las bolsas de valores de nuestro país (141), en comparación con las de otras naciones, como Chile o Perú (cada una con 200), muestra que financiarse a nivel bursátil no es una opción tan recurrente para las compañías en México, que usualmente prefieren hacerlo a través de bancos o proveedores para el corto plazo.

Ahora bien, ¿por qué las empresas que buscan crecimiento o expansión no se animan a apostar por el mercado bursátil como una alternativa eficaz para alcanzar este objetivo? Bajo nuestra óptica, se debe a diversos mitos o condiciones que, desde hace muchos años y actualmente, complican el número de emisiones. Específicamente, nos referimos a:

  1. ¿Una verdadera dificultad?
    Diversas compañías observan la colocación en bolsa de valores como un tema complejo, por el proceso que se debe seguir para poder realizarla; sin embargo, no es un asunto tan complicado, siempre que la empresa sea profesional y transparente, y tenga la disposición adecuada.
  2. Acciones, ¿la única vía?
    Existe también la creencia, entre las organizaciones, de que solo se puede entrar al mercado bursátil a través de una OPI, es decir, ofreciendo a nuevos inversionistas acciones de la empresa; no obstante, no necesariamente ése es el rumbo.

    También pueden hacerlo a través de la colocación de deuda, que consiste en emitir títulos, con el compromiso de pagar, en el corto o largo plazos, una cantidad establecida a quien lo adquiere.
  3. No es una cuestión de tamaño
    Salir a la bolsa dejó de ser una opción exclusiva para las empresas grandes, sobre todo, debido al cambio regulatorio que hubo en el mercado bursátil el año pasado y que disminuyó el monto necesario para poder hacer la emisión, así como el número de inversionistas por acción.
  4. ¿Un proceso costoso?
    Otro de los mitos que frenan la incursión de empresas en la bolsa de valores es el costo. La realidad es que los precios de cotización del mercado bursátil son muy similares a las comisiones que podría cobrar un banco por financiamiento, con la ventaja de que la bolsa no necesita renovación, a diferencia de los créditos bancarios.

    Aunado a este hecho, las compañías deben considerar que, desde el lanzamiento, hace un año, de una nueva bolsa de valores en el país (BIVA), los costos del mercado se han reducido considerablemente. 
  5. Hacer público lo privado
    Muchas compañías se rehúsan a entrar al mercado bursátil porque temen hacer pública su información; sin embargo, deben recordar que se trata de una acción que promueve la transparencia, un valor esencial en el contexto actual, que abarca temas que van desde la emisión de reportes de información hasta cuestiones de gobierno corporativo.
  6. Perder el control
    Entre algunos dueños de empresas, existe el mito de que abrir su organización a nuevos inversionistas significa perder el control sobre su compañía.

    No obstante, la realidad es que el porcentaje de capital que se coloca es relativamente bajo, además, el gobierno corporativo que debe tener la compañía fortalece las decisiones y le agrega mayor inteligencia y puntos de vista diferentes que permiten llevar a las organizaciones a una mejor ruta de crecimiento.
  7. Coyuntura
    Si bien no se trata de un mito o creencia, el último factor que, por el momento, también está generando una falta de dinamismo en el mercado bursátil es la transición política por la que el país está pasado.

    La presión, volatilidad e incertidumbre que esta condición ha generado se refleja en el bajo apetito que, hoy, están teniendo los inversionistas, tanto de deuda como de capital. ¿Cuánto es lo que va a crecer la economía cuando pase este año de transición?

¿Por qué las empresas que buscan crecimiento o expansión no se animan a apostar por el mercado bursátil como una alternativa eficaz para alcanzar este objetivo?

¿Cómo revertir esta tendencia?

La percepción y la comunicación son, sin lugar a dudas, una de las principales áreas en las que el mercado bursátil nacional debe trabajar para impulsar su dinamismo y consolidarse como una vía de crecimiento eficiente para las empresas.

Comunicar las iniciativas que las bolsas –Bolsa Mexicana de Valores (BMV) y Bolsa Institucional de Valores (BIVA)– están lanzado para apoyar a las compañías que buscan crecimiento o adquisición, y sus implicaciones, es una de las acciones con las que se debe comenzar.

De igual forma, se tienen que difundir los beneficios que genera, para las compañías, realizar colocaciones de deuda y de capital en el mercado bursátil; entre ellos: una notable mejora en la imagen y posición de la organización ante acreedores, socios comerciales y el público en general.

El punto central es que, al momento de decidir si salen o no a bolsa, las empresas puedan sopesar no solo las desventajas, sino también los beneficios potenciales que podrían obtener si se inclinan por esta alternativa de financiamiento, un tema que no siempre tienen tan claro y que, para efectos de fomentar al mercado, es fundamental.

Pero además de los efectos positivos, será importante también concentrarse en el público inversionista. Mientras más conocimiento tenga la gente sobre en qué puede invertir y qué puede comprar en bolsa, mayor será la demanda y, por ende, el dinamismo en el mercado bursátil.

Perspectiva a futuro

Hasta ahora, y para los próximos meses, lo más probable, bajo nuestra perspectiva, es que el mercado bursátil siga moviéndose lento y con cierta cautela. Sin embargo, esta tendencia podría cambiar a medida que algún sector económico comience a despuntar, lo que provocaría que nuevas empresas salgan a la bolsa.

Aun en tiempos de incertidumbre, las compañías pueden encontrar, en el mercado de valores, una oportunidad y una alternativa viable para fortalecerse, pero también para crecer. Y ello no necesariamente significa que tengan que salir a cotizar, sino que también pueden adquirir otra u otras empresas que, por su tamaño, les ayuden a consolidarse, mediante otros atractivos esquemas que ofrece la bolsa. Y este crecimiento también puede ser en otros países, lo cual permite la diversificación y penetración en nuevos mercados de las empresas mexicanas.

La infraestructura bursátil está ahí, lo que falta, ahora, es despertar el apetito de los inversionistas y empresarios.

Aun en    tiempos de incertidumbre, las compañías pueden encontrar, en el mercado de valores, una oportunidad y una alternativa viable para fortalecerse, pero también para crecer.

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