T-MEC: el paso hacia la nueva era comercial

Perspectivas

T-MEC: el paso hacia la nueva era comercial

La modernización de los lazos entre México, los Estados Unidos y Canadá representa un cambio que puede beneficiar a las empresas. Realizar, en tiempo y forma, un ejercicio de autoevaluación y cumplimiento de las nuevas normas será un aspecto fundamental para navegar con éxito esta nueva etapa.

En entrevista con Cecilia Montaño, Social Líder de Comercio Exterior y Aduanas en Deloitte México.

Ciudad de México, 16 de julio de 2020.

A 24 años de la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), los presidentes de México y de los Estados Unidos, así como el primer ministro de Canadá, firmaron, el 30 de noviembre de 2018, en el marco de la Cumbre del G-20, celebrada en Buenos Aires, Argentina, el nuevo acuerdo comercial que sustituía a aquel iniciado el 1 de enero de 1994.

Con la firma de este acuerdo, conocido como Tratado entre México, los Estados Unidos y Canadá (T-MEC), lo que se pretendía era modernizar la relación comercial entre los tres países. Casi año y medio después de este evento, el pasado 1 de julio, ese objetivo ha comenzado a convertirse en una realidad, con la entrada en vigor de las nuevas normas comerciales.

La consolidación del T-MEC representa, sin duda, una buena noticia para México. ¿Por qué? Primero porque, después de dos años transcurridos desde el anuncio de las negociaciones (el 18 de mayo de 2017), hasta el fin del periodo de ratificación del tratado en los Congresos de los tres países (marzo de 2020), constituye un marco de certidumbre para la relación comercial, lo que impulsará las inversiones, no solo en nuestro país, sino en toda la región de Norteamérica.

De manera paralela, se prevé que la modernización del acuerdo ayude a mitigar el impacto económico que recientemente ha generado la pandemia del COVID-19, en las tres naciones involucradas en el tratado, gracias a las mayores posibilidades que abre para la generación de empleo.    

Para darnos una idea de la importancia que tiene para México este tratado, basta recordar que, en 2019, de acuerdo con la Oficina del Censo de los Estados Unidos, nuestro país tuvo el mayor intercambio comercial total de la historia con el vecino del norte, por alrededor de 614 mil 540 millones de dólares (entre exportaciones e importaciones), desplazando a Canadá y China, economías que desde hace muchos años han tenido la mayor participación en el comercio exterior estadounidense.

Además, el papel que juegan las exportaciones de bienes y servicios en la economía de México, sobre todo desde que entró en vigor el TLCAN, es de gran relevancia. Los datos del Banco Mundial indican que, en 1993, un año antes de que se pusiera en marcha el acuerdo comercial, dicho rubro representaba solo 12.2% del PIB nacional; sin embargo, para 2018, su participación en el crecimiento anual del país ascendió hasta 39.2%.

El nuevo acuerdo ayudará a mitigar el impacto económico que recientemente ha generado la pandemia del COVID-19.

Los cambios del nuevo tratado

Si bien es cierto que muchas de las normas del tratado anterior seguirán siendo válidas, existen otras más que se desarrollaron a lo largo de este periodo, como parte de la modernización del acuerdo. ¿A cuáles son nos referimos, específicamente?

Entre los 34 capítulos que componen el nuevo tratado destacan, primordialmente, nuevas adecuaciones de contenido regional para ciertos sectores, índices de contenido salarial, combate a la corrupción, impulso a las pequeñas y medianas empresas, medio ambiente, comercio electrónico, patentes, entre otros.

Algunos de estos temas son más retadores, como el de contenido regional y el de salarios, que, para el sector automotriz en específico, establece un incremento en el Valor de Contenido Regional (VCR), es decir, un porcentaje obligatorio de insumos, componentes o autopartes adquiridos o manufacturados dentro de la región del tratado.

En otras palabras, el T-MEC requiere que, el VCR para vehículos ligeros pase de 62.5%, cifra que se incrementará de manera paulatina, hasta llegar, en tres años, a 75%. Además, se pide comprobar que 70% del acero y aluminio utilizado en la manufactura de las partes denominadas esenciales, para la fabricación de autos, califiquen con las reglas de origen establecidas en el tratado.

La industria automotriz también estará obligada a cumplir con un mínimo de Valor de Contenido Laboral (VCL), que se refiere a que una proporción del valor del vehículo fabricado sea producida por trabajadores con sueldos “altos”, de 16 dólares por hora. Para el caso de vehículos ligeros, el mínimo solicitado será, en un inicio, de 30% del valor de la unidad y subirá hasta 40% en tres años. Para el caso de vehículos pesados, el porcentaje será, desde el principio, de 45%.

En cuanto, al combate a la corrupción, los gobiernos de los tres países se comprometieron a establecer procedimientos más estrictos de selección y entrenamiento de personal en posiciones públicas consideradas vulnerables a la corrupción, así como en las declaraciones patrimoniales y de actividades externas.

Para las pequeñas y medianas empresas se abre una valiosa oportunidad, ya que ahora se busca desarrollar bases de datos y consultas para identificar y promover oportunidades en compras del sector público. Es decir, el tratado establece acciones muy concretas que permitirán incentivar a este sector de la economía nacional, que representa alrededor de 80% del total de negocios que existen en nuestro país.

En el tema del medio ambiente, se establecen disposiciones que tienen como objetivo protegerlo mediante una mayor regulación y cooperación internacional; promover el desarrollo sustentable a partir de políticas ambientales y económicas de apoyo recíproco y apoyar los objetivos ambientales de cada uno de los países que conforman la región.

Para el comercio digital, un tema completamente nuevo, debido a su reciente incursión en la economía de los países, se establece que ninguno de los países miembros del T-MEC podrá imponer aranceles o gravámenes aduaneros a productos digitales transmitidos de manera electrónica, entre personas de un país y otro. Sin embargo, permite imponer impuestos internos, tarifas u otras cargas sobre los mismos.

Finalmente, en lo que respecta a los derechos de patentes, principalmente en el ámbito farmacéutico, lo que se establece en el tratado es que éstos deben estar disponibles para nuevos usos, métodos o procesos de un producto conocido. Además, se incluye la figura de los Proveedores de Servicios de Internet (ISP’s, por sus siglas en inglés), los cuales estarán exentos de responsabilidad por actos que infrinjan derechos de autor, siempre y cuando se trate de conductas que ellos no controlen, inicien o dirijan.

Retos por venir

Todo cambio implica un proceso de adaptación, y la modernización de los lazos comerciales en América del Norte no será la excepción, más aún si consideramos que el TLCAN tenía 26 años de haber regido esa relación y que muchos negocios estaban, por esa misma razón, acostumbrados a ciertos modos de hacer las cosas.

En ese sentido, habrá diversos retos que las industrias tendrán que enfrentar dentro de la actual dinámica trilateral, siendo, probablemente, el sector automotriz, el que experimentará el mayor impacto, debido a su relevancia y a las nuevas normas con las que deberá de cumplir y que tendrán un efecto en sus procesos productivos.

Por el momento, el gran reto para la mayoría de las empresas exportadoras e importadoras es realizar una autoevaluación y aclarar dudas sobre los nuevos mecanismos y requisitos del tratado. Pero también existen los retos económicos –provocados por la pandemia– y los de cumplimiento de las nuevas reglas.

El T-MEC es, sin duda, una gran oportunidad para las empresas, con el potencial de generar grandes beneficios económicos. Cumplir con las nuevas normas y adaptarse a los cambios les permitirá incursionar con éxito en esta nueva era comercial que ya ha comenzado.

El gran reto para las empresas exportadoras e importadoras es realizar una autoevaluación y aclarar dudas sobre los nuevos mecanismos y requisitos del tratado. 

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