Transporte eléctrico, un paso hacia la sustentabilidad en las empresas

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Transporte eléctrico, un paso hacia la sustentabilidad en las empresas

Recientemente, algunas organizaciones han considerado la incorporación de vehículos eléctricos en sus flotillas para hacer más eficiente y sustentable su logística, debido a la reducción de emisiones que esto representa, pero ¿qué otras implicaciones puede tener esta decisión?

En entrevista con Manuel Nieblas, Socio Líder de la Industria de la Manufactura en Deloitte Spanish Latin America.

Ciudad de México, 3 de noviembre de 2020.

A principios del milenio actual, surgió un fenómeno sin precedentes: los avances tecnológicos estaban impulsando la eficiencia y la sustentabilidad en los procesos de producción de todo el mundo. Tras años de buscarle un nombre a esta reconversión industrial, finalmente, en 2011, en el marco de la Feria de Hannover, Alemania —el congreso tecnológico más importante del mundo—  aquella nueva etapa que apenas comenzaba recibió el nombre de Cuarta Revolución Industrial1, propuesto por Klaus Schwab, presidente del Foro Económico Mundial.

Hasta la fecha, somos parte de esa fase en la que, la digitalización, la inteligencia artificial, el uso de la nube, el internet de las cosas, el Big Data y la automatización, entre otros, han permitido que las compañías optimicen sus operaciones para reducir sus tiempos de fabricación y cuidar mejor del medio ambiente.

Estos avances se están aplicando, por ejemplo, en las flotillas de vehículos de las empresas, las cuales hoy alcanzan nuevos niveles de eficiencia, y, cada año, están más cerca de conducirse automáticamente, ejecutar de manera óptima sus funciones e informar de cualquier necesidad de mantenimiento, con el propósito de reducir el número de contratiempos en las cadenas productivas.

Sin embargo, mientras las compañías aspiran a este escenario para sus autos y procesos, existe otra tecnología que también está generando un impacto notorio: la electromovilidad, que destaca del resto porque otorga dos beneficios logísticos importantes. Uno de ellos es la sustentabilidad ambiental y, el otro, la reducción de costos.

1. Schwab, K., La Cuarta Revolución Industrial (2016).

Los beneficios y desafíos de la electromovilidad

De acuerdo con el informe Electromovilidad, panorama actual en América Latina y el Caribe, del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), 34% de los gases de efecto invernadero de la región proviene de vehículos de combustión interna y, debido a ello, algunas ciudades están restringiendo su circulación o aplicándoles impuestos elevados.

Esto ha provocado que las organizaciones volteen a ver a los autos eléctricos, porque, a pesar de tener un precio mayor (debido al elevado costo de su batería), éstos representan un ahorro importante en combustibles e impuestos; emiten menos contaminantes a la atmósfera; tienden a ser más pequeños y, por lo tanto, ayudan a la reducción del tráfico en las ciudades; y permiten un mejor desempeño en la fase última milla de la distribución del producto (en la que se entrega a detallistas y consumidores).

Además, cada vez más inversionistas están estableciendo estándares de sustentabilidad a las compañías, y es muy probable que observemos en ellas una mayor preocupación en el tema de electromovilidad, a fin de reducir el esmog del sector transporte; sin embargo, será recomendable que lleven a cabo un análisis de costos y beneficios de esta operación, con el propósito de determinar el momento más indicado para reemplazar, poco a poco, su flotilla de vehículos, y obtener, a largo plazo, sus beneficios.

Los autos eléctricos otorgan a las empresas dos beneficios principales: cuidado ambiental y reducción de costos.

Hacia una legislación sustentable

A pesar de que los mercados automotrices, dependiendo de la región, son diferentes, existe un factor que permite, de manera general, acelerar la adopción de las nuevas tecnologías de electromovilidad: una legislación favorable para la fabricación y compra de vehículos eléctricos.

En este aspecto, Noruega lidera a nivel mundial, ya que ha modificado su normatividad para que, en 2025, 100% de los vehículos que se vendan en su territorio funcionen con un motor eléctrico y esto ha acelerado su adquisición. Según cifras del Consejo de Información Vial de ese país (OFV, por sus siglas en noruego), en julio de este año el porcentaje de este tipo de unidades, con relación al total de automóviles en circulación, fue 68.4%.

En contraste, cifras oficiales del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) permiten estimar que, en México, las ventas de vehículos que operan con motor eléctrico representan 2.6% del mercado automotriz.

Por ello, resultará conveniente que las autoridades mexicanas y las automotrices colaboren para llevar a cabo modificaciones a las leyes y establezcan en ellas objetivos de sustentabilidad, a fin de incentivar la sustitución de vehículos de combustión interna por autos eléctricos.

Sin duda, en los próximos años, conforme disminuya el costo de producción y venta de los automóviles eléctricos; se implementen en ellos mayores avances tecnológicos de la manufactura 4.0, y se realicen mejoras a las regulaciones, la electromovilidad en las empresas irá en aumento, porque tiene el potencial para beneficiar, por igual, a todas las industrias de nuestro país.

Resultará conveniente que las autoridades mexicanas y las automotrices colaboren
para llevar a cabo modificaciones a las leyes y establezcan en ellas objetivos
de cuidado ambiental.

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