Plataformas digitales: cambio de ‘ruta’ en la venta de autos

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Plataformas digitales:

Cambio de ‘ruta’ en la venta de autos

El constante desarrollo tecnológico y, recientemente, los cierres de las agencias automotrices, debido a la contingencia sanitaria, han hecho más apremiante, paras distintas compañías, la adopción de nuevas herramientas que les permitan llegar al mercado, a pesar de que los clientes no estén frente a los automóviles

En entrevista con Manuel Nieblas, Socio Líder de la Industria de Manufactura en Deloitte Spanish Latin America.

Ciudad de México, 30 de junio de 2020.

Tal como ocurre cada año en el Salón del Automóvil de Los Ángeles, en noviembre de 2018, las diferentes marcas de la industria automotriz presentaron los modelos más recientes que llegarían a distintos mercados. En aquella ocasión, además de exhibirse todos esos nuevos productos, también se mostró una novedosa herramienta con la cual se podían elegir las características de las unidades y visualizarlas, en su exterior e interior, sin necesidad de estar en alguna agencia automotriz. Esa novedad era la realidad aumentada.

David Falstrup, CEO de la empresa que lanzó la aplicación para observar los detalles de los vehículos –mediante teléfonos celulares o gafas de realidad aumentada–, estaba seguro de que ese servicio tecnológico era “la dirección que seguiría la industria automotriz en el futuro”. El paso del tiempo y, más concretamente, la contingencia sanitaria que desencadenó el COVID-19 le dieron la razón.

¿Por qué? Porque al cerrarse las agencias automotrices, debido al confinamiento social durante los meses más recientes, a las diferentes marcas del sector solo les quedó un camino para continuar con sus ventas: las plataformas digitales, entre cuyas herramientas destacan la realidad virtual y la aumentada. Si bien este tipo de canales ya se habían estado implementando antes de la pandemia, cuando ésta ocurrió, su rol adquirió una mayor relevancia.

Desde hace una década, el comercio electrónico –y junto con él, las plataformas digitales– ha tenido un crecimiento constante en México. En 2008, el valor de este segmento fue de 24.5 mil millones de pesos, mientras que, en 2018, alcanzó los 233.66 mil millones de pesos, según datos de la Asociación de Internet MX. Sin embargo, para este año, gracias a las compras hechas desde casa, su valor podría ser de 864 mil millones de pesos, de acuerdo con estimaciones de la agencia de inteligencia de mercados International Data Corporation (IDC)1.

Si se considera esta tendencia al alza, así como el muy probable escenario de que las agencias de autos seguirán cerradas por la contingencia sanitaria, se puede prever que los mecanismos digitales tendrán un papel importante, como vía principal para mantener las ventas dentro de la industria automotriz.

Pero los cambios en el modelo de operación de las agencias automotrices no solo se verán durante el confinamiento. Es muy probable que, cuando termine este periodo, y a fin de darle un mejor uso a sus activos, se reduzcan los tradicionales pisos de ventas, enfocándolos únicamente a proporcionar pruebas de manejo o trámites que no requieren de espacios muy grandes, mientras que, para mostrar las amenidades y características de vehículos se echará mano de la realidad aumentada o de la virtual.

No hay duda de que los canales digitales pueden favorecer al sector; no obstante, todavía existen diversos retos en el camino.

[1] “La pandemia acelera el e-commerce mexicano: se prevé un incremento del 40% este 2020”, Marketing for E-commerce, 4 de mayo de 2020.

Los canales digitales pueden favorecer al sector; no obstante, todavía existen diversos retos en el camino.

La falta de ‘apetito’ por los vehículos

Desde 2016, cuando se registró el nivel más alto de venta de autos en México, con un millón 607 mil 165 unidades, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), las ventas en el país han decrecido constantemente1 debido a diferentes factores, como la desaceleración económica que, incluso antes del periodo de pandemia, ya se vivía a nivel global.  

Si a ello se le suma la parálisis de actividades debido a la contingencia sanitaria, lo cual impactó la cadena de suministro del sector, en todos sus niveles (desde la fabricación de componentes básicos hasta las ventas en agencias), resulta comprensible la situación en la que actualmente se encuentra el mismo.

En marzo pasado, de acuerdo con el Inegi, la venta de vehículos en el país cayó 25%, en comparación con el mismo mes de 2019; sin embargo, en abril vino un desplome todavía más grande, equivalente a 64.5% (el mayor desde que se tiene registro), cuando solo se vendieron 34 mil 903 unidades, cifra muy lejana a las 98 mil 346 comercializadas en el mismo mes del año anterior. Para mayo, las ventas bajaron 42% respecto al mismo mes de 2019, al venderse 42 mil 28 unidades.

Estas caídas están relacionadas directamente con el cierre de agencias automotrices en todo el territorio nacional, pero también con la preocupación financiera de las familias mexicanas, derivada de la contracción económica y el desempleo.

De acuerdo con el Deloitte State of the Consumer Tracker, los consumidores mexicanos son quienes muestran –después de los de India y Chile, entre 18 países evaluados alrededor del mundo– una mayor preocupación acerca de su estado de salud y sus finanzas personales. El mismo estudio señala que, para 84% de los encuestados, durante la primera quincena de junio, no era valiosa la idea de adquirir un vehículo.

Esa falta de ‘apetito’ por los vehículos entre los mexicanos también podría explicarse por el hecho de que, para ellos, en general, la compra de un auto representa la segunda inversión más importante después de una casa. De modo que, ante la incertidumbre económica actual, resulta normal que sus planes de consumo se inclinen hacia otro tipo de gastos más inmediatos y básicos, como los bienes del hogar o los productos comestibles.

[1] Al cierre de 2019, el mismo Inegi contabilizó un millón 317 mil 727 vehículos vendidos en territorio nacional.

El impacto en la renta de autos

La pandemia no solo ha dejado efectos en las agencias automotrices. A finales de mayo pasado, la segunda compañía de alquiler de autos más importante del mundo, con poco más de 100 años de existencia, se declaró en bancarrota en los Estados Unidos. Un hecho preocupante, pero explicable, por todo aquello en lo que derivó la contingencia sanitaria durante los primeros meses de este año.

Los esquemas de rentas de autos, recordemos, están muy ligados al turismo y a los viajes de negocios. Es decir, la gente que renta autos es, típicamente, aquella que viaja y requiere de una mejor movilidad en esos destinos.

Por esta razón, mientras exista el riesgo de contraer el COVID-19 y las actividades turísticas y de negocios se vean impactadas por ello, el segmento de renta de automóviles también tendrá afectaciones.

Una solución para muchas de las empresas que se dedican a esto ha sido ofrecer planes de renta anticipada, con descuentos atractivos para los clientes, de tal forma que, cuando se puedan ocupar las unidades, la gente ya no tenga que pagar.

Por otra parte, sería recomendable, al mismo tiempo, que las compañías analicen otras ofertas de servicio que se adapten a la nueva realidad. Una de ellas podría ser usar sus flotas vehiculares para esquemas de pooling o traslados compartidos, como medida de precaución ante el COVID-19, para todas aquellas personas que quieran evitar el transporte público.

En tiempos complicados, lo que se requiere son soluciones innovadoras que respondan a los problemas actuales. Sobre esa base, las compañías automotrices y de renta de autos tendrán como principal desafío reinventarse y adaptarse, de la mejor forma, a los nuevos cambios.

Es muy recomendable que las compañías analicen otras ofertas de servicio que se adapten a la nueva realidad.

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