Metaverso de oficina

La innovación y las tecnologías emergentes son elementos cada vez más indispensables no solo de la vida diaria sino también del mundo de los negocios. En este momento, en el cual existe una convergencia de herramientas digitales sofisticadas ampliamente utilizadas por las organizaciones, resulta evidente que el futuro de las empresas tendrá, como una de sus principales brújulas, el desarrollo tecnológico.  

Esta situación podría generar cierto nivel de incertidumbre, pero, al mismo tiempo, no deja de provocar asombro y suscitar emociones, debido a los nuevos horizontes que la tecnología va superando y a las experiencias que nos permite descubrir.

¿Quién se hubiera imaginado, hace unos cinco años, por ejemplo, tener la posibilidad de habitar espacios virtuales, no solamente como parte de un juego, sino como una forma renovada de socializar? ¿Quién hubiera advertido, además, que, gracias a esta nueva herramienta, surgiría un mercado de rápido desarrollo?

El metaverso, nombre con el que se conoce a este tipo de espacios virtuales^[1], se ha convertido, en años recientes, en una gran oportunidad de innovación, y se tiene proyectado que sus efectos en la economía global serán considerables^[2]. Múltiples startups y compañías en el campo de la tecnología, así como empresas de retail, e incluso aquellas dedicadas al turismo, están invirtiendo grandes sumas de dinero para participar en este desarrollo^[3] cuya implementación en la vida cotidiana se ve más cerca que nunca.

Uno de los usos más emocionantes que esta tecnología sugiere, es generar un espacio de interacción virtual dedicado al trabajo: el llamado “metaverso de oficina^[4]”. Por medio de él, podremos crear espacios incluyentes sin límites de acceso físico o geográfico en los que cualquier persona accederá a un ambiente virtual para encontrarse con sus colegas; todo esto sin dejar de lado a la interacción humana, que seguirá siendo esencial para el desarrollo de un negocio.

Ahora bien, para profundizar sobre este tema debemos preguntarnos: ¿puede el “metaverso de oficina”, en verdad, optimizar las formas en que nos relacionamos en el trabajo?; ¿sería factible que este tipo de espacios promueva la inclusión en el entorno laboral, al mismo tiempo que ayude a las personas a integrarse de forma más efectiva?

En el último año, han aparecido especulaciones respecto a la baja del uso del metaverso en los diferentes ámbitos de nuestra vida tanto personal como laboral. En ese sentido, surge la pregunta: ¿es este un momento crítico para examinar si el metaverso evolucionará? En caso afirmativo, ¿cómo? Con la innovación y la disrupción tecnológicas a un ritmo cada vez más rápido, podemos afirmar que el metaverso de hoy no se parecerá al de mañana.

Transformando el entorno laboral

El metaverso es el próximo paso en la evolución de la tecnología y la comunicación. Las experiencias inmersivas que nos proporciona permiten repensar todas las categorías del espacio, incluyendo la dimensión laboral.

Por medio de él, es posible compartir el workplace (lugar de trabajo) en términos parecidos a los físicos, sin requerir de la presencialidad. Con el apoyo de tecnologías como la Realidad Virtual y la Realidad Aumentada, podremos navegar espacios creados digitalmente, aunque similares a los físicos, desde los cuales será posible construir nuevas formas de comunidad en la oficina, al mismo tiempo que se optimiza la comunicación y la toma de decisiones^[5].

Muchos integrantes de la Generación Z y de la Millenial ya están probando experiencias virtuales. Alrededor de 40%^[6] de ellos ha utilizado tecnología de Realidad Virtual de alguna manera, desde juegos hasta la asistencia a un concierto, evento deportivo, o al trabajo.

En otras palabras, el “metaverso de oficina” no solo genera beneficios para las relaciones interpersonales, sino que tiene un efecto positivo en todo el proceso laboral: ofrece una oportunidad para concebir el espacio, de acuerdo con lo que cada empresa requiere, permitiendo que el trabajo determine las condiciones del workplace, en lugar de que éste sea determinado por ellas^[7]. Al mismo tiempo, por medio de este desarrollo tecnológico será posible reafirmar los valores y la cultura empresarial, de forma lúdica, facilitando con ello una mayor interacción y colaboración entre los usuarios.

Cerca de 50%^[8] de la Generación Z y de los millennials afirma que pasa más tiempo interactuando con otras personas en las redes sociales que en la vida real. Las nuevas generaciones que se suman a la fuerza laboral han incorporado la interacción en el mundo virtual como un elemento más de la vida diaria, lo cual implica un gran desafío para las organizaciones en el desarrollo del “metaverso de oficina”.

En este nuevo espacio, algunos problemas del día a día, como la barrera geográfica o la dificultad para usar ciertas aplicaciones, son resueltos por medio de una interfaz gráfica a la que todo mundo puede tener fácil acceso, ya que resulta cercana a la vida cotidiana^[9].

Otro beneficio resaltable del “metaverso de oficina” es que facilita la integración de otras nuevas tecnologías, como aquellas que se apoyan en Inteligencia Artificial (desde traductores automáticos hasta bases de datos autogestionadas) lo que nos ayudará a potenciar las capacidades humanas de los equipos, liberando el tiempo que suelen dedicar a tareas repetitivas, y, así, prepararnos para mayores cambios en el futuro^[10].

Todo esto representa un cambio de paradigma que acorta aún más los límites entre lo “físico” y lo “digital”, pero también se traduce en un círculo virtuoso donde el desarrollo de innovación tecnológica nos lleva a familiarizarnos con ella y a hacernos conscientes de que, más que sustituir a lo humano, puede ser utilizada para escalar nuestras capacidades a otros niveles.

Adaptarse y mirar hacia el futuro

Uno de los retos principales del “metaverso de oficina” es hacer frente a las necesidades de infraestructura y aprendizaje que implica su construcción. Para integrarlo a nuestra vida cotidiana será necesario optimizar estructuras informáticas; concebir formas de almacenar y trasladar, ágilmente, grandes cantidades de datos; y, además, facilitar el acceso a dispositivos que se adapten a la economía y a las necesidades de nuestra comunidad laboral (como equipos de Realidad Virtual o computadoras que soporten esta tecnología^[11]).

En lo que refiere a la infraestructura tecnológica, las redes existentes se centran en proporcionar ancho de banda y velocidad de descarga, pero las “experiencias del metaverso”^[12] podrían requerir un rendimiento aún mayor para su mejor funcionamiento.

Por otro lado, también es cierto que, a medida que pase el tiempo, estos elementos se volverán más accesibles y contarán con mejores capacidades para facilitar la adopción de nuevas tecnologías.

Desde el punto de vista organizacional, lo más urgente en este momento es desmitificar la idea de que una región como Latinoamérica encontrará mayores dificultades a lo largo de su transición hacia el metaverso. La emergencia sanitaria de 2020 nos enseñó que, al democratizarse la necesidad del teletrabajo, todos los países tuvieron dificultades o barreras importantes^[13]; no obstante, al paso de los días surgió una nueva realidad en la que el home-office y el trabajo híbrido se volvieron elementos comunes.

A nivel de desarrollo humano, toda evolución tecnológica conlleva ciertos desafíos, así como oportunidades claras. El hecho de que las generaciones más jóvenes suelan tener una mayor facilidad para utilizar la tecnología, por ejemplo, es una ventaja que no debe distraernos de la necesidad que tienen las personas de edad más avanzada de dedicar mayor esmero para asimilar las nuevas herramientas digitales^[14].

En ese sentido, integrarnos a un futuro en que el “metaverso de oficina” sea parte de los modelos de trabajo híbrido y a distancia requerirá, entonces, de una actitud proactiva frente a la transformación y de contar siempre con las herramientas tecnológicas necesarias.

En un entorno en que el home-office parece haber asegurado su permanencia, mejorando el balance entre el trabajo y la vida personal, es necesario considerar todo lo que nos ofrece el “metaverso de oficina”.

No hay duda de que, en el futuro, el espacio laboral seguirá siendo impulsado por elementos digitales. Por esa razón, es necesario prepararnos para el cambio en todos los niveles, es decir, nuestras organizaciones deben capacitar al talento para implementar herramientas digitales, pero también tienen la tarea de crear entornos educativos, observar las regulaciones para los nuevos modelos de trabajo y comprender y transmitir el uso que queremos darle a esta tecnología.

De hacer esto correctamente, podremos integrar dichas herramientas al ecosistema laboral y beneficiarnos de todo aquello que pueden darnos^[15].