En estos últimos días no ha habido nuevas publicaciones de estadísticas económicas así que aprovechamos para ofrecer nuestra perspectiva sobre los obstáculos más relevantes que se plantean en América Latina con énfasis en los puntos que vamos a seguir de cerca a medida que se vaya desenvolviendo la crisis.
El principal tema en el foco de atención de los especialistas en finanzas internacionales es el temor a que la pandemia desate otra nueva crisis de deuda latinoamericana. Esta preocupación surge de los fuertes indicios de fragilidad financiera que acechan a una región que continúa teniendo dificultades para hacerle frente a un rápido aumento de casos. Economistas del Banco Interamericano de Desarrollo ya pronostican que, en promedio, los niveles de deuda en la región podrían aumentar casi 17 puntos porcentuales de PIB en los siguientes meses y, según un informe del Instituto de Finanzas Internacionales, tanto Chile como Brasil y México se encontrarán entre los cinco mercados emergentes a nivel mundial con el mayor aumento de la deuda este año. Esto no es sorpresa considerando que los encierros que se han visto en la región han sido los más largos del mundo y esto ha requerido costosos programas de rescate que están estirando las finanzas públicas a un nivel nunca visto.
Efectivamente los datos más recientes confirman que los países de este continente podrían seguir siendo los más afectados por el COVID y esto ha provocado advertencias entre analistas sobre un creciente riesgo de caer en una situación similar a la de hace cuatro décadas. La triste realidad es que la crisis se presentó en un momento especialmente inoportuno para la gran mayoría de los países de la región. Pero, aunque es cierto que hoy se siguen sufriendo las tasas de infección más agudas y las cifras de mortalidad de la región se posicionan entre las más altas del mundo, también anticipamos que habrá un alto grado de diferenciación entre países en lo que concierne a los mercados financieros internacionales.
Si bien las economías avanzadas pueden aprovechar vastos recursos de los bancos centrales porque tienen inversionistas dispuestos a seguir comprando su deuda y no hay mucho riesgo cambiario, los países emergentes tienen el desafío de convencer a los capitales extranjeros. Entre los factores más determinantes que los inversionistas internacionales estarán considerando se encuentran las condiciones de crecimiento pre-COVID, la capacidad de los sistemas de salud de atender a la población en un caso de rebrote, la capacidad fiscal de generar ingresos, los altos niveles de endeudamiento y una dependencia excesiva de las exportaciones de productos básicos.
Dentro del grupo de países latinos, Chile destaca como una de las economías menos preocupantes principalmente por su espacio fiscal relativamente más amplio. Tanto Argentina como Ecuador ya están negociando reestructuraciones y han incumplido con los pagos de deuda externa. Brasil ha visto su deuda aumentar dado que el alto impacto de la profunda recesión necesitó un fuerte aumento del gasto público que podría duplicar la deuda como porcentaje de PIB. Aunque México inició la pandemia con finanzas públicas relativamente sólidas y bajos niveles de deuda, se espera que la austeridad durante la pandemia profundice la recesión del país y frene su recuperación (el FMI advirtió que la contracción de ese país sería de las peores del continente). En Colombia también se habla de un alto riesgo de una rebaja en la calificación de la deuda soberana debido a la debilidad de las finanzas públicas.
Muchos países en la región tenían mucha deuda antes de la crisis lo que ya presentaba un planteamiento donde se necesitarán mayores recursos y muchos requerirían alivio de deuda. El último reporte de la OCDE señaló que el alto grado de informalidad laboral es un gran obstáculo que limita la eficacia de medidas de confinamiento que han funcionado en otras partes. Es por esto por lo que los inversionistas podrían tener poca tolerancia al aumento de la deuda en los mercados emergentes. En una entrevista con el Financial Times, el secretario general Gurría dijo que cuando la deuda supera el 60 por ciento de PIB le ponen luces intermitentes y una vez que pasan el 70 o el 75 por ciento en ese momento todas las alarmas suenan. Lo que es anticipamos es que los inversionistas favorezcan a las naciones que habían construido más buffers antes del virus ya que estos estarían en mejores condiciones para salir de la tempestad.
Craig Alexander is the first Chief Economist at Deloitte Canada. He has over twenty years of experience in the private sector as a senior executive and leading economist in applied economics and forecasting. He performed macroeconomic research, regional and sector analysis, and fiscal market forecasting and modelling. Craig is a passionate public speaker and holds a graduate degree in Economics from the University of Toronto.
Sebastian es economista y trabaja en la práctica de Asesoría Económica en Deloitte Canada, cubre principalmente los desarrollos macroeconómicos y tiene experiencia previa realizando investigaciones en el campo de la economía y las finanzas internacionales. Sus habilidades técnicas incluyen análisis cuantitativos complejos, econometría avanzada, aprendizaje automático y programación de computadoras. Periódicamente, monitorea de cerca los desarrollos clave en los mercados financieros mundiales, las ofertas públicas, las fusiones y adquisiciones, los precios de las divisas y los productos básicos, la política monetaria, la deuda y las cuestiones fiscales.