Uno de los temas principales que hemos abarcado en las últimas semanas es la aparente divergencia entre la evolución de la crisis económica y las tendencias de los mercados bursátiles. Nuestra perspectiva es que los mercados financieros tienden a mirar hacia delante por lo que empezaron a caer antes de que se implementaran las medidas de confinamiento. De misma forma, los mercaros rebotaron cuando en esta parte del mundo apenas se empezaban a anunciar los gigantescos planes de estímulo económico y se estudiaba la experiencia China conteniendo el virus y reabriendo la economía.
Pero, como explicamos en notas anteriores, las características de esta última subida parecían estar ponderando una materialización de un escenario positivo con una recuperación gradual pero estable. No obstante, el día de ayer los mercados mostraron una profunda reevaluación de estos supuestos. Esto fue evidenciado por el retorno de la volatilidad después de haber caído paulatinamente en los últimos dos meses. Aunque esta caída fue principalmente provocada por la reciente subida en infecciones en varios estados de norte américa, han habido varios factores que incrementaron las preocupaciones sobre los riesgos sanitarios y la forma de la recuperación provocando una nueva ola de turbulencia.
El miércoles la reserva federal en EE. UU. difundió su más reciente comunicado con pronósticos que confirmaron que los planes de compra de activos incrementarían y que las tasas no se moverían hasta finales del 2022. Aunque los mercados demoraron en responder porque esto era de esperarse, las autoridades monetarias claramente señalaron la presencia de grandes riesgos. Por su parte, las perspectivas económicas de la OCDE también se dieron a conocer esta semana siendo las peores de las multilaterales indicando una posibilidad de casi el 50% de que haya una segunda ola global de infecciones.
Nosotros coincidimos que este es el riesgo número uno para las perspectivas económicas y es por esto que, aunque nuestro equipo tiene un pronóstico de caso base, también es importante tomar en consideración un escenario más severo donde la infección se dispara nuevamente.
Por el momento, nuestro caso base del impacto económico de la pandemia todavía contempla una contracción anual del PIB de 4.2% en 2020. Este escenario plantea la prolongación de confinamientos parciales y la posibilidad de brotes adicionales, aunque menos severos dada la continuación de las medidas de prevención y los cambios en comportamientos. Prevemos que los últimos tres meses del año marquen el inicio de la recuperación, pero la actividad no llegará a su potencial hasta principios del 2022. En el otro caso, el crecimiento aumenta a fines del invierno y principios de la primavera debido a la reapertura, pero luego la economía se contrae nuevamente en el verano y la próxima primavera. Se produce una recuperación sostenida, pero solo hasta el 2021.
Nuestra evaluación se encuentra aproximadamente al centro de un rango de pronósticos base que sitúan la contracción desde 2.0% (hacienda) y hasta 5,6% (escenario 1 de la OCDE). Como puntos de referencia nos situamos relativamente cerca de la Cepal (4,0%), el Banco Mundial (4,3%) y el FMI (4,5%).
Lo que es un hecho es que todavía hay mucha incertidumbre por delante y que, como lo hemos venido enfatizando, la trayectoria económica tenderá a ser turbulenta.
Craig Alexander is the first Chief Economist at Deloitte Canada. He has over twenty years of experience in the private sector as a senior executive and leading economist in applied economics and forecasting. He performed macroeconomic research, regional and sector analysis, and fiscal market forecasting and modelling. Craig is a passionate public speaker and holds a graduate degree in Economics from the University of Toronto.
Sebastian es economista y trabaja en la práctica de Asesoría Económica en Deloitte Canada, cubre principalmente los desarrollos macroeconómicos y tiene experiencia previa realizando investigaciones en el campo de la economía y las finanzas internacionales. Sus habilidades técnicas incluyen análisis cuantitativos complejos, econometría avanzada, aprendizaje automático y programación de computadoras. Periódicamente, monitorea de cerca los desarrollos clave en los mercados financieros mundiales, las ofertas públicas, las fusiones y adquisiciones, los precios de las divisas y los productos básicos, la política monetaria, la deuda y las cuestiones fiscales.