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Fusiones y adquisiciones: el proceso de integración

Resulta fundamental conocer las variables que hacen que un proceso de compra se convierta en un éxito.

Artículo elaborado por Juan Ramón Rodríguez Larraz, socio de Financial Advisory de Deloitte

El mundo de las fusiones y adquisiciones tienen cada vez más peso dentro del mercado. El pasado año se registró el mayor número de operaciones desde hace siete años a escala mundial, con más de 40.000 procesos anunciados y cerca de 3,5 billones de dólares de valor agregado. En este último año el número de fusiones y adquisiciones, tanto a escala global como nacional, ha experimentado un fuerte crecimiento.  El valor de las transacciones anunciadas en el mundo en lo que va de 2015 asciende a casi un billón de dólares, un 25% más respecto al mismo periodo de 2014, lo que supone el comienzo de año más fuerte desde hace ocho años.

España no es una excepción, ya que el mercado de fusiones y adquisiciones está viviendo un contexto económico favorable y se encuentra ante un importante cambio en la mentalidad de las empresas que apuestan por la compra de grandes competidores o negocios complementarios para continuar creciendo y mejorando resultados, a lo cual sin duda contribuyen la bajada de los tipos de interés y el exceso de liquidez existente.

No es necesario investigar mucho para encontrar ejemplos de esta tendencia. La compra de Deoleo por CVC Capital, la compra de DTS (Canal+) por Telefónica o la opa de Orange sobre l Jazztel ya no son casos aislados en nuestro mercado.

Partiendo de este continuo crecimiento dentro del mundo de las fusiones y adquisiciones, resulta fundamental conocer las variables que hacen que cualquier proceso de compra se convierta en un éxito. Según un informe de Deloitte, los procesos de integración son clave para cumplir los objetivos previstos, alcanzar beneficios, mantener el prestigio de la empresa y para que haya un nivel de ventas aceptable.

Tras conocer las respuestas de 800 ejecutivos que han participado o prevén participar en procesos de fusión o adquisición, se mantiene esta teoría. Para conseguir cumplir los objetivos marcados en la fase de negociación es necesario desarrollar un plan de acción que contemple una transición suave, un apoyo ejecutivo de liderazgo, la participación en la gestión de las dos partes afectadas, creando un equipo integrado, y todo ello en un contexto de comunicación constante y multidireccional durante el proceso de integración.

Si seguimos estas máximas, las probabilidades de que la ejecución del proceso de transición sea un éxito aumentarán exponencialmente. Según las opiniones de los encuestados, dos tercios de los ejecutivos consideran que el proceso de integración realizado en su empresa es satisfactorio, mientras que el resto cree que estos procesos presentan áreas de mejora y que no se cumple con las expectativas fijadas durante la fase de la negociación.

Es más, casi un 25% de los ejecutivos respondió que no se ejecutó ningún plan de integración el día después del cierre de la operación por lo que, ante esta realidad, ser capaz de calibrar y conocer el desafío real que supone una fusión o adquisición y ejecutar un proceso de integración razonado es un requisito fundamental para alcanzar las estimaciones de crecimiento y los costes previstos durante la fase de negociación.

En cualquier caso, los datos confirman que la mayoría de los ejecutivos encuestados afirman que si se vieran involucrados en un futuro en otra fusión o adquisición, se encargarían de implementar un proceso de integración más suave y planificado, en el bien entendido que un proceso planificado no significa un proceso lento, que es otra de las amenazas que normalmente merman valor a las integraciones de negocios por el reflejo que ello supone en la confianza de los clientes y proveedores y la capacidad de retener el talento de los empleados clave.

Es necesario establecer un proceso de integración abierto, una alineación entre las dos empresas y un modelo operativo claro y definido en el que se establezca qué productos o servicios se ofrecen, a qué clientes se dirige y qué operaciones tienen que ser externalizadas, y de esta manera, cuando se produzcan desafíos inesperados, no habrá barreras infranqueables sino solo áreas de mejora.

En definitiva, tal y como demuestran las encuestas y ante un mercado que se encuentra en continuo cambio y crecimiento, es importante tener en mente que el éxito en el cierre de una operación no es más que el primer día de un proceso de integración, que será el que de verdad ponga de manifiesto que la transacción ha sido exitosa.

Este artículo se publicó por primera vez en Cinco Días el 18 de junio de 2015

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