Next Generation EU: una oportunidad en clave regional

La declaración de la COVID-19 como una pandemia mundial ha supuesto una sacudida violenta en nuestras vidas. En este escenario de incertidumbre, el programa Next Generation EU se vislumbra como una luz al final del túnel por el efecto transformador y multiplicador que su gestión realista, eficaz y eficiente puede insuflar en nuestra economía.

Nos encontramos ante una oportunidad crucial para enderezar el rumbo si aprovechamos los 140.000 millones que la UE ha aprobado para España. Se trata de una inyección sin precedentes que abrirá paso a un momento histórico en el desarrollo de estrategias a medio y largo plazo para empresas y sectores, a través de medidas que se basan en los pilares marcados como prioritarios en el plan europeo: transición ecológica, digitalización, igualdad y cohesión territorial y social.

Aunque hay cuestiones importantes pendientes por conocer, como es el caso de las características que han de reunir los proyectos para entrar en el plan de adjudicación de fondos, las empresas deben adelantarse y comenzar de inmediato a dibujar ese futuro de transformación. Por ello, el momento es ahora, pues la decisión de subirse o no a este tren puede ser crucial. Y una ventaja competitiva diferencial puede suponer la supervivencia de la compañía en el largo plazo.

En este sentido, los planes prioritarios susceptibles de obtener financiación han de ser innovadores, transversales y deben actuar como catalizadores del cambio, en un sector concreto y transcendiendo más allá de la empresa que los promueve. Otro aspecto fundamental para la selección de los proyectos es su contribución para la consecución de los objetivos de transición ecológica y digital, ya que estos dos ejes aglutinarán el 70 % de los fondos previstos.

Por ello, Castilla-La Mancha tiene una gran oportunidad ante sí. Y es que, según los datos del Instituto de Promoción Exterior, esta región es la primera en tecnología fotovoltaica instalada, la segunda en energía solar térmica y la tercera en energía eólica de España. Además, el 73% del total de la potencia instalada en la región procede de fuentes renovables. Todo ello sin olvidar el eje de la cohesión territorial.

La región y, en concreto, la provincia de Albacete, cuenta con numerosos atractivos para potenciales inversores que se pueden beneficiar de la existencia de infraestructuras modernas, la disponibilidad de suelo industrial y su ubicación estratégica como punto de conexión entre la capital y el arco mediterráneo. Por tanto, es necesario que empresas y sectores vayan definiendo esos proyectos desde un punto de vista estratégico, pero también concretando detalles, costes necesarios, fuentes de financiación, viabilidad, beneficios a futuro, así como un plan de ejecución claro y trazable.

Cobran especial importancia en este contexto las alianzas en el sector privado, la promoción de la colaboración entre compañías y la adopción de una visión con amplitud de miras para alcanzar los objetivos previstos.

La Administración pública tiene un gran reto por delante para articular el programa de forma transparente, ágil y eficaz. Tanto en la concreción del plan como en la evaluación y adjudicación de las ayudas a proyectos concretos. Y para ello, debe llevarse a cabo la aprobación de los mecanismos legales de forma urgente, a fin de facilitar la colaboración público-privada, así como desarrollar los instrumentos de control necesarios que impidan un inadecuado uso de estos fondos.

La crisis ha puesto sobre la mesa una oportunidad histórica ante empresas y Administración pública para evitar los errores del pasado y empujar a transformar el modelo económico. No podemos fallar. Castilla-La Mancha tiene una oportunidad histórica de transformación, crecimiento y oportunidades para posicionarnos como una región puntera en España y en Europa, poniendo en valor sus capacidades y movilizando a sus sectores empresariales con la colaboración constructiva de las instituciones públicas.