Perte VEC

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Perte VEC como eje transformacional de la industria de automoción

La movilidad vive un momento de cambio, de transformación. Un nuevo modelo disruptivo de entender la misma, abordada holísticamente por todos los actores implicados –automoción, infraestructuras, transporte, energía, sector público y otros que pronto se incorporarán al ecosistema– contribuirá a generar riqueza y empleo e impulsará un entorno más limpio, sostenible y eficiente. La nueva movilidad se sustenta sobre dos pilares fundamentales. Por un lado, la industria, las infraestructuras y la tecnología; y, por otro, los nuevos modelos que impactarán sobre los usuarios. Abordar ambos con visión y liderazgo compartido es fundamental para alcanzar competitividad y convertir la movilidad en un eje transformador de nuestra economía y nuestra sociedad.

En este contexto, la aprobación por parte del Gobierno del Perte para el desarrollo del vehículo eléctrico y conectado (Perte VEC) representa un punto de partida para la transformación de la industria de automoción y de la movilidad en su conjunto. El impulso y cofinanciación de proyectos estratégicos transformacionales y transversales de forma colaborativa entre los sectores implicados es una oportunidad única para posicionar a la industria española en cotas superiores de competitividad y reducir el gap empresarial respecto a países como Alemania, Francia, Estados Unidos, China o India. Ejecutar con eficacia esta visión transformacional es uno de los principales retos que como país e industria tenemos en la actualidad.

El reto para la economía española y su industria de automoción no es menor. La creación y adaptación de las infraestructuras necesarias para el desarrollo de vehículos y componentes adaptados a procesos centrados en un nuevo tipo de propulsión eléctrica y la digitalización de toda la cadena de valor, desde la cadena de suministro hasta el consumidor usuario final, requerirá de fuertes inversiones tecnológicas, logísticas, energéticas y humanas. El Perte
VEC centra sus esfuerzos en proyectos colaborativos que cubran todas las fases de la electrificación del vehículo: baterías, infraestructuras de recarga, telecomunicaciones y la conectividad del vehículo con infraestructura y usuarios. Esta visión completa de la industria permitirá alcanzar los niveles de I+D y desarrollo de productos de valor añadido
necesarios para lograr cotas de productividad superiores y sostenibles a medio y largo plazo, elemento esencial para que los grandes grupos empresariales sigan invirtiendo en nuestro país.

Aspectos diferenciales

Para fortalecer nuestra posición como país e industria debemos también mitigar los riesgos existentes. El sector de la automoción se está viendo gravemente afectado por la falta de abastecimiento de semiconductores y microchips, esenciales en esta nueva era de vehículo eléctrico y conectado. Esta situación ha puesto de manifiesto algunas de las debilidades de la industria europea por su dependencia en ciertos suministros.

A nivel europeo, la Alianza Industrial para los Procesadores y Tecnologías de Semiconductores, con la idea de fabricar el 20% de los semiconductores mundiales en 2030 en Europa, o la Alianza Europea de Datos industriales, edge y cloud son algunos de los planes lanzados para abordar esta situación. En España, el Ministerio de Industria ha publicado una Manifestación de Interés para la participación en un proyecto europeo en el ámbito de la microelectrónica y las tecnologías de comunicación bajo el mecanismo Proyectos Importantes de Interés Común Europeo. Proyectos dirigidos en este ámbito permitirían establecer aspectos diferenciales de competitividad de nuestra industria.

En este entorno de cambios, con nuevas formas de relacionarnos entre sectores diversos y con fuerte disrupción de la tecnología, la formación y los perfiles de empleo del futuro son un factor clave de éxito para la industria del automóvil. El vehículo eléctrico requiere de eficiencia, rendimiento, fiabilidad y seguridad, pero también de conectividad con la
infraestructura y el usuario. El desarrollo de esta tecnología de conectividad nos adentra en un nuevo escenario de interacción humano-máquina y en la gestión del dato como elemento clave generador de valor para el usuario.

Los 24.000 millones de euros que establece el Perte VEC ya tienen calendario. En diciembre de 2021 se fijarán las bases y convocatoria, y se iniciará el proceso de solicitudes que concluirá en febrero de 2022, fijándose la resolución de las ayudas para julio de ese año. Ahora es el momento de transformar esa visión en ejecución. La complejidad de los aspectos a abordar, la necesidad de impulsar proyectos colaborativos entre empresas de diferentes sectores y
capacidades, junto con los aspectos de cohesión territorial, hacen de la ejecución un proceso clave para el éxito del proyecto.

Artículo de Jordi Llídó, socio responsable de la industria de Fabricación y Automoción en Deloitte y miembro del Deloitte European Center for Recovery & Resilience, publicado en Expansión el martes 7 de septiembre de 2021.