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Perspectivas
Alimentos frescos: salud y bienestar vs. precios altos
Aunque cada vez son más los(as) mexicanos(as) preocupados(as) por mantener una dieta saludable, el sector agroindustrial de nuestro país está experimentando un aumento considerable en el precio de estos productos, lo cual podría derivar en un menor volumen de venta.
En entrevista con Salvador Sánchez, Socio Líder del Sector Agroindustrial en Deloitte Spanish Latin America.
Ciudad de México, 23 de enero, 2023.
El sector agroindustrial enfrenta, a nivel mundial, un fenómeno adverso: un incremento en el precio de los alimentos no visto en más de 50 años y, de acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), uno de los 33 países que registraron, durante el año pasado, una inflación de doble dígito en alimentos fue México, con una variación anual de 14.5% .
Sin embargo, aunque los consumidores han notado este incremento en el costo de los alimentos, de acuerdo con los datos más recientes de nuestro Tablero del Consumidor, 35% de los mexicanos se inclina, principalmente, por la compra de aquellos productos que beneficien su salud y bienestar, a pesar de que se pueda ver más afectado su bolsillo.
¿Qué significa esto para la industria alimentaria y cómo impulsar las ventas en medio de un contexto desafiante? Para responder de mejor manera a estas interrogantes, conversamos con nuestro Socio Líder del Sector Agroindustrial en Deloitte Spanish Latin America, Salvador Sánchez.
[1] El Economista, “Inflación de alimentos en países OCDE, en su nivel más alto en casi 50 años”, 6 de diciembre de 2022.
¿Cuáles son las razones por las que los mexicanos prefieren los alimentos frescos?
Las principales ventajas que ofrecen los alimentos frescos a los consumidores mexicanos son la disponibilidad y la variedad de los productos, la cercanía de los principales puntos de venta (minoristas o tiendas especializadas) y sus precios competitivos.
Todo ello se debe a que México es un gran productor de frutas, verduras y hortalizas. En los últimos años, gracias a su gran riqueza natural, de climas, suelos y horas luz –lo que amplía la gama de sabores de los productos del campo mexicano–, nuestro país se ha colocado, a nivel mundial, entre los primeros lugares en la producción y exportación de ciertos alimentos. De acuerdo con la Secretaría de Agricultura1, en 2021, ocupamos los lugares:
- 12° en producción mundial de alimentos.
- 11° en producción mundial de cultivos agrícolas.
- 11° en producción mundial de ganadería primaria.
- 17° en producción mundial pesquera y acuícola.
- Mientras que, en 2020, nos posicionamos como:
- 1er lugar en exportación mundial de aguacate, jitomate, calabacín, mango y espárrago.
- 2° lugar en exportación mundial de pimientos, nuez y limón.
- 3° lugar en exportación mundial de frutos rojos (berries), brócoli y coliflor, pepino y lechuga.
Adicional a todo lo anterior, muchos consumidores (8 de cada 10) consideran que los alimentos frescos cuentan con un mayor nivel de nutrientes que favorecen su salud y bienestar. Por ese motivo los prefieren, tal como lo indica la más reciente medición del Tablero del Consumidor de Deloitte.
¿Cuál es papel que ocupan actualmente los alimentos envasados y procesados, frente a los alimentos frescos? ¿Qué tan demandados son y qué beneficios tienen?
Ambos grupos juegan un papel muy importante: de acuerdo con la “Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares 2020”, del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), los mexicanos destinan la mayoría de su gasto a la compra de alimentos y bebidas para el hogar (32.7%), independientemente de si son procesados o frescos. De este total, 16.6% se utiliza para la compra de verduras, legumbres, leguminosas, semillas y frutas; en tanto, el porcentaje destinado a la compra de carnes, pescados y mariscos es de 25.4%2.
Por otra parte, solo 2 de cada 10 mexicanos prefieren la compra de alimentos procesados por encima de los productos frescos, lo cual, probablemente, responde a que 22% de los consumidores basa su alimentación en la facilidad y rapidez de su preparación, según la información más reciente de nuestro Tablero del Consumidor.
Aunque su demanda es menor, los alimentos procesados también son productos con valor agregado y con grandes beneficios, entre los que destacan los siguientes:
- Controles de calidad, certificaciones e inocuidad alimentaria (medidas para evitar que se contaminen los alimentos)3.
- Disponibilidad durante todo el año.
- Mayor vida de anaquel.
- Estandarización.
- Empaques con distintas porciones, a conveniencia del cliente.
- Innovación constante en su producción, empaque, embalaje y punto de venta.
Aunado a lo anterior, se debe considerar que, en los últimos años, las tiendas de autoservicio han aumentado los espacios destinados a la comercialización de productos frescos. Ello ha contribuido al cambio en la preferencia de muchos consumidores que tradicionalmente optaban por comprar productos frescos en tiendas especializadas más cercanas a sus domicilios.
En vista de los altos niveles de inflación, ¿podrían los mexicanos seguir pagando precios más elevados por aquellos alimentos que consideran saludables? ¿Hasta qué punto?
A pesar de que muchos de los productos de la canasta básica registraron un alza de precio notable durante el año pasado, según el reporte más reciente de la Asociación Nacional de Pequeños Comerciantes (Anpec)4, los mexicanos, definitivamente, seguirán pagando aquellos productos saludables que la conforman (como el huevo, la naranja, la cebolla, el chile jalapeño, la leche, las carnes de pollo, cerdo y res, la papa, el jitomate, el limón, la sardina y la manzana).
Sin embargo, prevemos que, ante la inflación, existirá una disminución en el volumen y en la frecuencia de compra de estos productos por parte de las familias mexicanas5; un caso esperado es que muchas personas opten en su dieta por sustituir la carne con otros grupos alimenticios más económicos.
¿Cuáles consideras que serán las oportunidades para la agroindustria, con la demanda de alimentos frescos?
Como sector, las mayores oportunidades que tenemos son las proyecciones poblacionales de nuestro país: de acuerdo con el World Population Prospects 2022, nuestro país es el décimo con más habitantes (128 millones), con una tasa de crecimiento de 0.6% en 20216, haciendo evidente que las nuevas generaciones (la millennial, la centennial y las más jóvenes) incrementarán la demanda de alimentos.
Por otra parte, hoy, las organizaciones están más conscientes de la importancia de incorporar a más mujeres en sus puestos de trabajo. En contraste con el hombre, cuya Población Económicamente Activa (PEA) es cercana a 70%, en el caso de la mujer es de 44.4%7, por lo que, en los próximos años, a la par que esta brecha se podría ir reduciendo, las mujeres tendrían mayor capacidad financiera para adquirir alimentos.
¿Qué acciones se pueden llevar a cabo para impulsar al sector en medio de un contexto de precios elevados?
Una forma en que los empresarios y el sector público pueden ayudar a que los consumidores disfruten de mejores precios, y de paso mejorar los márgenes de ganancia de los alimentos, es modernizar los canales tradicionales de venta al público, es decir, los centros de abasto, los mercados populares y los medios de transporte.
Pero, lo más aconsejable para las organizaciones será optimizar los costos de almacenaje, así como mejorar la vida en anaquel y la estandarización de la calidad de los productos, a fin de prosperar en este contexto adverso.
En ese sentido, los empaques estandarizados, la clasificación por calidad y las subastas de productos son medios que pueden hacer más eficiente la comercialización de alimentos. Y, al mismo tiempo, se tendrán que combatir algunas prácticas y esquemas que encarecen y merman la eficiencia de la cadena productiva, como los sindicatos que controlan el transporte local de pasajeros y de carga.
La gastronomía mexicana es, sin duda, un gran tesoro reconocido a nivel mundial. La UNESCO ha señalado que la cocina tradicional mexicana “es un modelo cultural completo que comprende actividades agrarias, prácticas rituales, conocimientos prácticos antiguos, técnicas culinarias y costumbres y modos de comportamiento comunitarios ancestrales”. El reto es dar el salto hacia un sistema comercial a la altura de grandes referentes mundiales (como Rungis, en Francia, o Mercamadrid, en España).
En otras palabras, lo que se necesita es una reingeniería institucional a lo largo de la cadena productiva, para erradicar a los diferentes intermediarios que socaban al sector agroalimentario. El reto es pasar del campo a la mesa, pero de manera competitiva.
[1] Food & Agricultural Overview 2021, Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, 2021.
[2] Inegi, “Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos en los Hogares 2020”, 28
de julio de 2021.
[3] Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria, “Una
definición clara de Inocuidad”, 5 de octubre de 2016.
[4] Anpec, “El costo promedio de la canasta básica supera los mil pesos” 23
de noviembre de 2022.
[5] Reforma, “Reducen ‘tamaño’ de carrito del super”, 28 de diciembre de 2022.
[6] Banco Mundial, “Crecimiento de la población (% anual) – México”, 2022.
[7] IMCO, “Faltan condiciones para incrementar la participación femenina en
el mercado laboral”, 22 de agosto de 2022.