Estrés financiero, principal causa de ansiedad en los consumidores

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Estrés financiero, principal causa de ansiedad en los consumidores

Los altos niveles de inflación y la poca capacidad de ahorro que tienen, en general, los mexicanos, son algunos de las causas que han impactado su gasto, así como su tranquilidad financiera. ¿Qué pueden hacer frente a esta situación?

En entrevista con Gustavo Méndez, Socio Líder de Servicios Financieros en Deloitte Spanish Latin America.

Ciudad de México, 19 de agosto de 2022.

La situación financiera por la que atraviesan los(as) mexicanos(as) actualmente no es la más cómoda. Muchos de ellos(as) se han sentido, incluso, más preocupados(as) durante las más recientes semanas debido a diversos factores que impactan en su economía.

La mayoría de esas personas que dice sentirse más preocupada que hace algunas semanas considera que la causa principal de ello es la situación de estrés financiero por la que atraviesa. De acuerdo con el Tablero de Consumidor de Deloitte, 60% de quienes tienen algún sentimiento de ansiedad lo atribuye a esa misma razón. Sin embargo, en ese grupo que se siente intranquilo también existe una mayoría (65%) que considera que su situación a futuro va a mejorar.    

¿A qué factores se debe, específicamente, este sentimiento de ansiedad entre los y las mexicanas? Y, ¿qué alternativas existen para afrontar esta situación? Para hablar sobre este tema, entrevistamos a nuestro Socio Líder de Servicios Financieros en Deloitte Spanish Latin America, Gustavo Méndez.

En el Tablero del Consumidor de Deloitte, se observa que la principal causa de ansiedad de los consumidores es el estrés financiero. Pero, ¿qué es lo que está propiciando este estrés entre los consumidores?

Básicamente, el estrés que vemos entre los consumidores es una consecuencia de los desafíos que representan los altos niveles de inflación. El alza generalizada en los precios de los productos, que en julio pasado se ubicó en 8.15% anual1, ha provocado que cada vez las personas tengan menos dinero disponible y que su situación económica se vea impactada. Si consideramos que, en México, una gran parte de la población no tiene suficientes ahorros, porque no tiene esa cultura o la posibilidad de hacerlo, la situación se complica aún más.

Dicho en otras palabras: como los mexicanos viven al día, cada vez que los precios de los productos suben, sus opciones para consumir en categorías como entretenimiento o diversión resultan escasas o no existen, ya que primero destinan su gasto a lo básico: comida, vivienda, salud, estudios y trabajo. En ese orden de prioridades, la gente atiende sus necesidades, por lo que, el hecho de no contar con recursos para otro tipo de cosas también puede generarles mayor estrés en sus finanzas.

Lo que resulta contrastante con este sentimiento de preocupación es que, de acuerdo con el Tablero del Consumidor de Deloitte, la mayoría de las personas encuestadas (65%) se muestra optimista sobre el futuro de su situación financiera, ya que considera que, en los próximos tres años, cambiará de manera positiva. Eso podría explicarse gracias a la capacidad de resiliencia que ha tenido nuestra población durante episodios difíciles.

¿Podría afectar esto a la demanda de productos financieros (tarjetas, créditos, etcétera), o bien, a la inclusión financiera?

Es prácticamente un hecho que la demanda de estos productos continuará. ¿Por qué? Porque las personas que, por ejemplo, podrían recibir un crédito bancario son las asalariadas y, aunque persistan los altos índices de inflación, es difícil que disminuyan o aumenten las cifras del empleo formal en nuestro país.

Es decir, la demanda y oferta de créditos se seguirá centrando, básicamente, en el segmento de personas asalariadas. En el caso de los individuos con empleos informales o con ingresos variables (que no pueden comprobar), tendrán menor acceso a los créditos o productos financieros, porque las instituciones no conocen sus flujos.

En México, una de cada tres personas (27.5% de 19.3 millones de adultos) tiene acceso a un crédito formal2, lo cual significa que dos tercios de la población tienen que buscar otras opciones, como acudir a agiotistas (personas que se dedican al cambio de documentos negociables o a lucrar con préstamos) o evitar consumir para enfocarse en sus necesidades básicas.

Esta situación implica ciertos riesgos. Uno de ellos es lo que recientemente ha sido denunciado por diversos usuarios: varias aplicaciones digitales que ofrecían créditos en el mercado aprovechaban para sacarle más dinero a las personas, usando sus datos o redes sociales, a fin de manipularlas o extorsionarlas3. Ante este tipo de escenarios, las personas deberán tener mucho cuidado al contratar cualquier servicio financiero, a fin de evitar caer en manos de organizaciones fraudulentas.

¿Qué opciones podrían explorarse en el sector financiero para reducir los niveles de estrés de los consumidores?

Los bancos, que son los más grandes prestamistas del mercado, tienen una gran experiencia y sus operaciones han sido probadas en las diferentes crisis financieras de la historia. Al ver que el panorama se vuelve más adverso, estas instituciones suelen responder reduciendo la línea de crédito de los clientes que corren el riesgo de caer en impago, al mismo tiempo que ofrecen programas de reestructura para otros clientes.

Por ejemplo, si una persona tiene una tarjeta de crédito, pero ya no puede dar el pago mínimo, los bancos pueden ofrecerles programas de pagos fijos en ciertos periodos, con tasas fijas de interés, a fin de aliviar la situación de los clientes. Pero, debido a esta misma razón, las instituciones bancarias tienen que ser muy prudentes con respecto al riesgo que manejan. En tiempos de crisis como el actual, dicha política se vuelve congruente con el ciclo económico.

Por su parte, las fintechs (empresas de tecnología financiera) tienen hoy la gran ventaja de contar con mayores posibilidades de conocer al cliente y de saber cómo ayudarlo. Gracias a ello, pueden crear planes flexibles, que ayuden a sus clientes en situaciones financieras complejas.

En tanto, para los consumidores, la recomendación será tener una adecuada planeación de sus ingresos: saber a qué destinarán el gasto, priorizando lo más importante para evitar el estrés financiero. Pero también será importante tener presente que, si en algún momento tienen dificultades para pagar sus créditos, la mejor solución es que se acerquen a su banco o institución crediticia respectiva y pregunten por los programas de reestructura, a fin de que puedan cumplir con sus compromisos.

 

[1] Datos del Banco de México.

[2] Encuesta Nacional de Inclusión Financiera (2021), elaborada por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) y el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

[3] “Crecen fraudes de ‘montadeudas’; afectados temen denunciar”, Reforma, 7 de julio de 2022.

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