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Perspectivas
Medios de pago digitales
¿Cuál es su potencial ante el efectivo, en México?
La inmediatez y las pocas barreras que existen para su uso, hacen del efectivo el medio predilecto entre los(as) mexicanos(as) para realizar pagos. Ante esta situación, deben explorarse algunas oportunidades que, en el contexto de una baja inclusión financiera y del rezago tecnológico, surgen para los medios de pago digitales.
En entrevista con Gustavo Méndez, Socio Líder de Servicios Financieros en Deloitte Spanish Latin America, y Federico Borrego, Socio de Asesoría en Riesgos en Deloitte México.
Ciudad de México, 4 de abril, 2023.
Los medios de pago representan un rasgo distintivo de la humanidad que ha ido evolucionando desde hace miles de años. Actualmente, nos encontramos en un momento en el que los medios de pago electrónicos o digitales han cobrado relevancia en la escena de los sistemas financieros, sin embargo, en México, el uso de dichas herramientas aún no tiene la suficiente fuerza para desplazar al efectivo como el predilecto entre las personas.
Los datos de la última edición del Tablero del Consumidor de Deloitte señalan que la mayoría de los consumidores aún prefiere el efectivo como medio de pago (71%), mientras que los pagos digitales y las tarjetas de crédito son ocupados en menor medida por ellos, con 51% y 45%, respectivamente. ¿Cómo podrían impulsarse estos medios de pago? ¿Cuál es su potencial en nuestro país?
Para contestar a estas y otras interrogantes sobre el tema, entrevistamos a nuestros Socios Gustavo Méndez Líder de Servicios Financieros en Deloitte Spanish Latin America, y Federico Borrego, Socio de Asesoría en Riesgos en Deloitte México.
¿Por qué el efectivo sigue ocupando un papel tan importante entre los medios de pago de los(as) mexicanos(as)?
Federico Borrego (FB).- El efectivo sigue teniendo diversas ventajas sobre los medios de pago electrónicos y eso es lo que lo mantiene en un lugar preponderante entre las preferencias de las personas.
Una de esas ventajas es la inmediatez de los pagos, es decir, para los consumidores resulta práctico y rápido utilizarlo en cualquier compra que quieran hacer. Además, cuando se hacen pagos en efectivo, se tiene la certeza y la claridad de la ubicación del dinero, pues tanto el vendedor como el comprador pueden darle seguimiento a la trayectoria del mismo, en ese mismo momento. Esto es algo que no necesariamente ocurre con las operaciones electrónicas, donde el dinero se difumina en el etéreo mundo de los sistemas.
Además, con el efectivo, las personas evitan algo que no les agrada mucho: pagar comisiones por el manejo de su dinero. En otras palabras, el efectivo, aparentemente, no le cuesta a quien decide pagar ni a quien lo toma por vender productos o servicios. En cambio, con las tarjetas, sí existen comisiones. Aunado a esto, también existe cierto temor a recibir ingresos a través de medios electrónicos, ya que los pagos rastreables, como esos, suelen estar más sujetos a la fiscalización de las autoridades.
Por lo anterior, sigue habiendo muchos pagos que requieren el efectivo, y, mientras eso continúe así, difícilmente se va a poder disminuir su uso. El caso de Suecia, entre 2016 y 20171, ilustra lo necesario de dicho medio de pago: aquel país redujo tanto el uso del efectivo que se volvió muy caro atender ciertas necesidades en las que era indispensable contar con liquidez inmediata. Y no solo eso, sino que muchos adultos mayores quedaron excluidos de diversos servicios y oportunidades de compra, ya que no estaban muy familiarizados con los pagos electrónicos.
Gustavo Méndez (GM).- Con relación al ejemplo de Suecia, existe un mito sobre el uso del efectivo: que solo se ocupa en países subdesarrollados o de economía informal; sin embargo, en naciones como Japón, el uso del efectivo (que es muy amplio) también responde a temas culturales, a pesar de ser una de las economías más desarrolladas.
Pero volviendo a las ventajas del efectivo, otra de ellas es que no tiene barreras de uso, mientras que, en los pagos electrónicos sí existen. Una primera barrera de las operaciones electrónicas es la de no contar con la infraestructura necesaria para realizar operaciones electrónicas (eso incluye desde servicios de internet hasta terminales punto de venta/TPV en los comercios).
Hasta 2021, la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (ENDUTIH), elaborada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) y el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), señaló que en México existían 88.6 millones de usuarios(as) de internet, lo que representaba 75.6% de la población de seis años o más y un aumento de 4.1% en comparación con las cifras de 2020. Eso significa que todavía hay sectores de la población sin acceso a este servicio.
Asimismo, todavía existe un rezago en cuanto al uso de la infraestructura tecnológica para aceptar medios de pago electrónicos. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Financiamiento de las Empresas (ENAFIN) 2021, realizada por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) y el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), 72% de las empresas del país aceptó pagos con transferencias electrónicas y 45% pagos con tarjetas de crédito o débito. Mientras que los pagos a través de páginas de internet y de aplicaciones móviles se extendió a 53% y a 21% de las empresas, respectivamente.
La segunda barrera es el costo por la aceptación de pagos electrónicos, ya que existe una comisión por el uso de los medios de pago electrónicos (si se paga con tarjeta de crédito, la comisión es más alta; con débito, más pequeña).
Y la tercera barrera tiene que ver con la inclusión financiera, pues mucha gente aún no tiene la manera de acceder a un producto bancario, y, por lo tanto, a un medio de pago digital como las tarjetas o a una billetera electrónica. La Encuesta Nacional de Inclusión Financiera (ENIF) 2021 indica que solo 12.3% de la población de 18 a 70 años usó tarjeta de débito para realizar compras de 501 pesos o más; en tanto, 78.7% de ese mismo segmento recurrió al efectivo.
¿Cuáles son las ventajas que tienen los medios de pago digitales frente al efectivo?
FB.- La principal es la seguridad: si se tiene el dinero en una cuenta, es más difícil de usar para quien o quienes pretendan robarlo. Los medios electrónicos también permiten disminuir el monto del efectivo que se porta en la cartera y eso es una ventaja tanto para las personas como para las empresas que manejan altos volúmenes de dinero.
La inmediatez de las transferencias electrónicas representa otra ventaja, debido a que los depósitos se reflejan prácticamente en el momento de la operación; sin embargo, no todos los medios de pago electrónicos poseen esa característica (en el caso de las tarjetas, por ejemplo, el cobro regularmente se valida al día siguiente de la compra).
GM.- Otro beneficio grande de los medios de pago electrónicos es que pueden aportar información muy valiosa para las instituciones financieras, como el monto que ingresa en las cuentas de las personas, a cuánto ascienden sus gastos y qué tipo de servicios o productos consumen. Eso, podría ayudar a las instituciones financieras a definir si esa persona puede ser sujeta de crédito y, en consecuencia, podría impulsarse la inclusión financiera.
Según datos de la ENIF, 41.1 millones de personas de 18 a 70 años de edad (49.1%) tenían una cuenta en un banco o institución financiera en 20212,
mientras que 27.4 millones (32.7%) tenían al menos un crédito formal. Pero en la medida en que las instituciones van conociendo a ese mercado que se encuentra en la economía informal, así como sus patrones de consumo y de pago, también pueden ofrecerles créditos. De modo que es una gran oportunidad para que mucha más gente pueda obtener algún crédito y para hacer crecer los portafolios de las instituciones financieras.
En ese mismo sentido, las remesas pueden servir para detonar los medios de pago electrónicos, pues, además de permitir la trazabilidad del dinero, es decir, tener el registro de lo que ocurre con esos monederos electrónicos (lo cual no ocurre cuando la persona hace uso de las remesas en efectivo), ofrecer otros productos bancarios como las cuentas de ahorro o las tarjetas de débito, ampliando el ciclo de vida de ese dinero dentro del sistema financiero.
Actualmente, vemos en el mercado mucho interés por hacer crecer los medios de pago entre la población, con tarjetas de crédito o débito, monederos electrónicos. Paralelamente, en los comercios también hay mucho apetito de poner estas TPV (en las tienditas de la esquina, por ejemplo), lo cual va a contribuir a la digitalización.
¿Cómo se podría impulsar el uso de los pagos digitales en México? ¿Existe el potencial suficiente para ello?
FB.- Una de las claves es precisamente cerrar el círculo del pago: siempre tenemos que pensar que en el pago hay dos partes involucradas, el que pone el dinero y el que lo recibe. Entonces, lo importante será pensar en que ambas partes tengan ventajas. Si no se cierra este esquema, difícilmente se van a logar grandes avances al respecto.
GM.- En términos de competencia, en la medida que haya más competencia, las comisiones que se les cobran a los comercios, y que desincentivan el uso de pagos electrónicos, pueden irse reduciendo. Por eso es fundamental que siga habiendo mucha competencia.
Además, sería importante que el gobierno sea un impulsor del uso de los medios de pago en dos sentidos: por un lado, se podría explorar la posibilidad de que los apoyos que hoy van hacia la población y que se entregan de manera física, se enviaran de manera electrónica, pues así se podría aprovechar que alrededor de 12 millones de personas están recibiendo apoyos de una manera u otra, a fin de detonar los medios de pago electrónicos.
Por otro lado, el gobierno podría contribuir en el tema de la fiscalización, brindando mayor información sobre las comisiones que tendrían que pagar los negocios que aceptan pagos electrónicos y estableciendo, quizás, un impuesto simbólico para los pequeños comercios, en función de sus ingresos anuales, o también, promoviendo el pago de servicios básicos (luz, agua, predial) mediante la referencia de alguna cuenta bancaria o medio electrónico. De esa forma, se podrían incentivar los pagos electrónicos desde la arista del gobierno, pero con beneficios para las empresas y los consumidores.
Otra área de oportunidad para impulsar los pagos digitales en México tiene que ver con la educación financiera. Según la ENIF 2021, a menor grado escolar de la población, menor grado de educación financiera posee, mientras que, conforme el nivel socioeconómico va en aumento, mayor es el nivel de educación financiera.
Por lo tanto, todavía hace falta un esfuerzo grande para que la gente sepa cómo usar su dinero, de qué le sirven los medios de pago y cómo ahorrar, así como lo que representa una tase de interés compuesta, cuanto le cobran realmente en un crédito, etcétera.
¿Qué se espera para el uso del efectivo en el futuro? ¿El hecho de que aumenten los métodos de pago digitales significa que en algún momento se dejará de usar?
FB: Creo que está muy lejano todavía el momento en el que se pudiera dejar de usar el efectivo, pero sí se puede llegar a niveles mucho más eficientes del uso de medios de pago electrónicos, sin duda. En México y en América Latina, hay un buen espacio para crecer en los medios de pago electrónicos. Entre más acceso a la tecnología exista, habrá más probabilidades de que eso ocurra. Además, será importante mantener la libre competencia. Si bien hay que vigilar que los actores del sistema financiero se desempeñen de manera correcta, lo ideal es que las autoridades no tomen un papel restrictivo sobre los posibles usos de los medios de pago.
GM: La humanidad siempre ha buscado hacer las cosas más fáciles. Hace 600 años se intercambiaban cosas como cacao; ahora, se tienen criptomonedas y este medio de pago, igual que los demás, lo que busca, a final de cuentas, es hacer la vida más fácil.
Un tema a la vista es la emisión de monedas digitales por parte de los bancos centrales. Y aunque esto todavía parece lejano para México, en países como Brasil este mismo año comenzará una prueba piloto con empresas para usar una moneda totalmente digital. A diferencia de las criptomonedas más conocidas (Bitcoin o Ethereum, por ejemplo), estas monedas tendrán el respaldo de dichas autoridades monetarias.
Este tema, sin duda, resulta interesante porque si sigue evolucionando y vemos, como humanidad, que el modelo funciona, tal vez veremos que, en lugar del papel que hoy emite el Banco de México, en un futuro podríamos ver monedas digitales emitidas por la misma institución. Es difícil predecir el futuro, pero la manera de pronosticarlo mejor es crearlo, ver cómo lo vamos modificando como humanidad.
[1] “¿Cómo Suecia está en camino de convertirse en una economía sin efectivo?”, BBC, 17 de septiembre de 2017.
[2] Incluye: cuenta o tarjeta de nómina, de pensión, de apoyos gubernamentales, cuenta de ahorro, de cheques, depósitos a plazos fijos, fondo de inversión u otros (ENIF 2021, CNBV-Inegi).
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