Ahorro para el retiro

Perspectivas

¿Por qué los trabajadores no ahorran (más) para su retiro?

El ahorro voluntario es un mecanismo indispensable para incrementar las jubilaciones de los trabajadores en México; sin embargo, todavía son pocas las personas que lo llevan a cabo.

A continuación, planteamos algunas de las causas por las cuales los empleados no suelen preocuparse por realizar aportaciones extraordinarias a sus cuentas de retiro.

Entrevista con Efraín Bastida, Socio de Impuestos y Servicios Legales en Deloitte México.

Ciudad de México, 2 de mayo de 2019.

Tener una jubilación razonable en el futuro es muy importante para todos los trabajadores. Qué tan alta o baja sea ésta es algo que dependerá, principalmente, de los niveles de ahorro para el retiro que tenga cada empleado del nuevo régimen al momento de concluir su vida laboral.

En México, desafortunadamente, no basta con estar afiliado al IMSS o al ISSSTE y realizar los pagos obligatorios a estas instituciones que jubilan a los trabajadores. Las pensiones, recordemos, están determinadas por el último salario del trabajador antes de retirarse, pero, sobre todo, por el fondo de ahorro para el retiro con el que cuenta al llegar a ese momento.

Por esa razón, no solo es importante retirarse con un buen sueldo, sino, además, en la medida de lo posible, echar mano del ahorro voluntario, que es la aportación adicional que se hace como complemento a las obligatorias, dentro de una cuenta individual de las Afore (Administradoras de Fondos para el Retiro).

Ahora bien, ¿por qué sigue siendo tan bajo el nivel de ahorro voluntario en nuestro país? ¿Por qué los trabajadores no aportan a sus cuentas de retiro cantidades adicionales?

Desde nuestra perspectiva, consideramos que se trata de un tema multifactorial, sin embargo, las respuestas a estas interrogantes redundan, básicamente, en dos cuestiones: por un lado, en los bajos salarios de los trabajadores en México, y, por otro, en la falta de una cultura financiera entre la mayoría de la población.

En lo que respecta a los bajos ingresos salariales, la situación es clara: si los trabajadores no tienen buenos sueldos, el margen de maniobra de su dinero es muy limitado. Los bajos salarios, por lo tanto, restringen su capacidad de ahorro, al grado de considerar esta actividad como un lujo y no un deber.

Con respecto a la cultura financiera de los empleados mexicanos, debemos reconocer que la mayoría no tiene el hábito de ahorrar. Muchas veces se piensa que estamos demasiado jóvenes o que falta mucho para nuestro retiro y, en consecuencia, la decisión de ahorrar se va postergando.

Este aplazamiento de las aportaciones voluntarias se ha visto alentado también, en cierta medida, por los mensajes de la nueva administración. El ofrecimiento de una pensión universal, por ejemplo, resta importancia a la responsabilidad que los trabajadores deberían tener en torno al ahorro para el retiro.

Por otra parte, es un hecho que en nuestro estilo de vida hay poco espacio para pensar en el ahorro. Las nuevas tendencias, como los teléfonos celulares, la ropa e incluso las vacaciones pueden generar un gasto hormiga que anula la capacidad de ahorro de las personas. De alguna u otra forma, nos importa más el gasto del presente que el del futuro.

Muchas veces se piensa que estamos demasiado jóvenes o que falta mucho para nuestro retiro y, en consecuencia, la decisión de ahorrar se va postergando.

Las consecuencias de no tener un ahorro extra

Se calcula que, debido a los bajos niveles de aportaciones voluntarias para el retiro, la tasa de reemplazo (porcentaje que representa la jubilación respecto al último salario del empleado) de los mexicanos será de aproximadamente 30% de su sueldo.

Lo anterior significa que, llegada la edad de jubilación, los mexicanos perderán su nivel actual de calidad de vida. La capacidad de gasto de cada uno de ellos disminuirá considerablemente, más aún si se toma en cuenta que en esta etapa de la vida es cuando se tienen los mayores gastos en medicamentos y atención médica.

Para revertir esta tendencia, es necesario llevar a cabo aportaciones voluntarias a nuestro fondo de ahorro para el retiro. Y, quizá, quienes con mayor apremio deben hacerlo son aquellas generaciones que están más próximas a jubilarse bajo el esquema de la Ley del Seguro Social de 1997, la cual dejó en manos de las Afore las pensiones de los empleados del sector privado.

¿La razón? Que han transcurrido ya casi 22 años desde la entrada en vigor de esta ley, el 1 de julio de 1997, y, si tomamos en cuenta que una persona comenzó su vida laboral en esta fecha, o un poco después, hablamos hoy de alguien de más de 40 años de edad, con más de la mitad de su vida laboral recorrida y que, probablemente, tenga compromisos financieros importantes, que limitan su capacidad de ahorro, como hipotecas y gastos de los hijos, entre otros.

En México, las aportaciones obligatorias que los empleados realizan a sus cuentas de retiro, de la mano de sus empresas y del gobierno, suman 6.5% del sueldo que reciben, mientras que, en países como Chile, cada trabajador cotiza por sí mismo una cantidad de hasta 10% de su sueldo, lo que, a final de cuentas, se traduce en una jubilación más alta.

El ahorro voluntario es importante para el país no solo porque con él se evitaría una crisis del sistema de pensiones, sino que, además, se podría generar una gran masa crítica de ahorro interno, que serviría para invertir en proyectos de infraestructura de alto impacto, sin necesidad de endeudarse.

Es importante recordar que, de seguir una ruta como la actual, en la que el ahorro voluntario no figura como una de las prioridades de los empleados, y en un contexto en el que la expectativa de vida está creciendo y la pirámide poblacional se está invirtiendo –es decir, cada vez hay más población mayor y menos jóvenes económicamente activos–, el sistema de pensiones está en riesgo de colapsar

¿Cómo impulsar el ahorro voluntario?

De enero a marzo de 2019, el ahorro voluntario en México logró un récord de 75 mil 271.2 millones de pesos, lo que representó un incremento de 24.4% respecto al mismo lapso de 2018, de acuerdo con la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (Consar). Además, en los últimos 10 años, los activos administrados han crecido a un ritmo promedio de 13.94% anual.

Estas cifras parecen indicar que cada vez hay más trabajadores preocupados por su retiro, sin embargo, todavía estamos lejos de cantar victoria en este tema.

En todo 2018, el ahorro voluntario en el país representó apenas 2% de los recursos reportados por las Afore, que sumaron, en conjunto, tres billones 327 mil 785 millones de pesos, mientras que en otros países ese tipo de ahorro equivale a más de 20% del total de fondos para el retiro.

¿Cómo fomentar las aportaciones voluntarias? El primer gran paso es empezar a generar una buena educación financiera desde temprana edad. Programas interactivos como los que tiene el Banco de México, para invitar al ahorro de los niños, por ejemplo, son muy valiosos. Y estos también pueden ser aplicados en las empresas.

También sería de gran ayuda que organismos internacionales como la OCDE o la Cepal, por medio de diagnósticos y recomendaciones sobre política fiscal, orienten al gobierno mexicano en el tema, para abordarlo de mejor forma.

Por lo demás, existen diversos mecanismos que, actualmente, facilitan las aportaciones a los ahorradores, por ejemplo, mediante la domiciliación electrónica (con descuento a tarjetas de débito) o con depósitos en supermercados y tiendas de conveniencia.

Hasta ahora, las aportaciones voluntarias son el mecanismo más sencillo, flexible y seguro para incrementar los réditos de los trabajadores a futuro. Por ello, se debe hacer lo posible para contrarrestar los factores que lo sesgan.

Obtener una mejor jubilación está al alcance de la mano. Solo basta con ser constante y disciplinado, y quitarnos la idea de que el ahorro es un sacrificio. Lo importante es comprender que, a fin de cuentas, se trata de una inversión a largo plazo, que nos permitirá tener un mejor futuro.

Ahorro para el retiro

Las aportaciones voluntarias son el mecanismo más sencillo, flexible y seguro para incrementar los réditos de los trabajadores a futuro.

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