Empresas en México

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¿Cómo adaptarse al nuevo contexto económico y tecnológico?

La desaceleración de la economía y los cambios estructurales que está trayendo consigo la llamada Cuarta Revolución Industrial son, en la actualidad, algunos de los retos más importantes a los que se enfrentan las compañías.

Sin embargo, más allá de los riesgos, estas condiciones también representan importantes oportunidades para aquellas organizaciones que se adelanten a los cambios, planeen cuidadosamente sus opciones y maximicen el uso de sus recursos.

En entrevista con Juan José Perojo, Socio de Asesoría Financiera en Deloitte México.

Ciudad de México, 18 de diciembre de 2019.

Las empresas en México se encuentran hoy ante un escenario de condiciones extraordinarias. Por un lado, a nivel económico, se enfrentan a un contexto delicado, de clara desaceleración; por otro lado, a nivel estratégico y operativo, deben lidiar con la imparable irrupción de las nuevas tecnologías, en conjunto conocidas, comúnmente, como la Cuarta Revolución Industrial.

¿Qué se puede hacer en esta situación? Antes de explorar cómo transitarla con éxito, consideramos útil reflexionar sobre algunos de los factores que han contribuido a su conformación y observar su impacto en una selección de industrias clave del sector productivo nacional.

Respecto al contexto económico, el entorno que actualmente se vive es complejo, tanto a nivel local como global. De manera interna, apenas a finales de noviembre pasado, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) confirmó la contracción de la economía mexicana durante tres trimestres consecutivos (de octubre de 2018 a junio de 2019), lo cual implica que existió una recesión técnica en este periodo.

Particularmente, preocupan la contracción en las inversiones, la reducción en el consumo y la alta tasa de desocupación. Adicional a ello, destacan el alto nivel de endeudamiento, así como el cambio de gobierno y las nuevas políticas impulsadas por éste, las cuales han provocado, en ciertos sectores, un clima de incertidumbre poco favorable para atraer nuevas inversiones.

A nivel internacional, el panorama también se percibe desafiante, principalmente, por dos sucesos: la desaceleración económica de los Estados Unidos –país con el que México tiene una gran dependencia comercial–; el conflicto comercial entre esta nación y China, y el Brexit, que está afectando el crecimiento de toda Europa, donde México también tiene muchos intereses.

En el ámbito estratégico-operativo, uno de los retos más importantes que tienen las empresas mexicanas es la imparable irrupción de las nuevas tecnologías (la automatización de procesos productivos, la inteligencia artificial, el análisis avanzado de información, el Big Data, entre otras), como parte de la conocida Cuarta Revolución Industrial, las cuales están generando un cambio radical en la manera en que las empresas hacen negocios y se relacionan con su cadena de suministro, sus empleados, sus clientes, etcétera.

Hoy, por ejemplo, gracias al Internet y a los avances tecnológicos, los fabricantes tienen mayores opciones de compra en materia de insumos, incluso en otros países, donde pueden encontrar los mismos productos, con las mismas especificaciones técnicas, pero a un menor costo.

Esta transformación digital, indudablemente, representa un beneficio, así como una gran oportunidad para el desarrollo de muchas compañías; sin embargo, para las más rígidas, tradicionales y resistentes al cambio, éste es un desafío que, en caso de no estar preparadas, podría terminar desplazándolas.

El panorama también se percibe desafiante, principalmente, por dos sucesos: el conflicto comercial entre EE.UU. y China, y el Brexit.

Diferentes industrias, diferente impacto

El nuevo contexto económico y operativo impacta, sí, a todas las industrias productivas, pero, como es de esperar, no lo hace de la misma manera.

Previsiblemente, los sectores más intensivos de capital, que son muy transaccionales, con operaciones sofisticadas de transformación o con cadenas de suministro más globalizadas, son los que tendrán los desafíos más significativos para mantener su posicionamiento y nivel de competitividad.

Bajo nuestra perspectiva, y como lo señalamos en nuestro estudio Navegando a través de la volatilidad, éstas son algunas de las industrias que se enfrentarán a cambios en los meses por venir y que deberán reflexionar sobre cómo afrontar los retos que se les presentan:

Energía:

  • Producción decreciente de petróleo en México.
  • Plan para garantizar la liquidez y viabilidad de Pemex.
  • Limitadas fuentes de financiamiento y retraso en proyectos clave.
  • Experiencia y tecnología de la empresa mexicana, para la extracción y exploración de estos recursos en aguas profundas.
  • Las ventajas competitivas que ofrece los Estados Unidos, en comparación con México, en materia energética.
  • El cambio en la preferencia de la demanda de hidrocarburos, en pro de impulsar el uso de energía más limpia y sustentable.

Manufactura automotriz:

  • Cambio en la producción de vehículos, hacia la manufactura de modelos híbridos, eléctricos, autónomos y conectados.
  • Importantes cambios en regulaciones gubernamentales, tanto a nivel local como internacional.
  • Caída significativa en la venta de vehículos nuevos, derivada de una tendencia de cambio de transporte, especialmente, en ciudades.
  • Infraestructura.
  • Nuevas tecnologías (Vehículo a Vehículo y Vehículo a Conectividad).
  • Nivel de competitividad en su oferta.

Servicios financieros

  • Rentabilidad bajo presión.
  • Panorama de bajo crecimiento económico.
  • Demora en Ofertas Públicas Iniciales.

Consumo

  • Crecimiento exponencial del comercio electrónico, con costes fijos mucho más bajos.
  • Disminución en márgenes de ganancias, en especial, de los modelos de retail tradicionales.
  • Evolución de las tiendas físicas.

Minería

  • La caída de la demanda de commodities.
  • Atraer nuevos inversionistas.
  • Obtención de permisos y licencias públicas.
  • Problemas de liquidez para pequeñas y medianas empresas del sector.
  • Posibles fusiones y adquisiciones.

Y ahora, ¿qué hacer?

¿Cuáles son los principales problemas que enfrenta mi modelo de negocio e industria?, ¿cómo abordo las amenazas de corto plazo?, ¿cómo se ven los planes de operación de mi organización en el futuro? Éstas son algunas de las preguntas que las empresas deben hacerse en este nuevo contexto económico y operativo en el que nos encontramos.

Antes de esperar a ser impactadas por los cambios tecnológicos y la situación económica actual, será fundamental que las compañías se anticipen y realicen un análisis estratégico interno, consideren las variables externas y definan el lugar al que quieren llegar en el futuro.

Para esto, los ejecutivos y líderes de sus respectivos sectores deberán tomar espacio para reflexionar sobre las diferentes dinámicas que afectan a sus empresas/industrias, así como analizar hacia dónde van y los problemas que hoy afrontan, para abordarlos de una manera eficiente y proactiva, evitando dejarse llevar o presentar resistencia al cambio.

Lo fundamental, recalcamos, es que las organizaciones observen en las condiciones económicas actuales y en la irrupción tecnológica no un riesgo, sino una oportunidad para evolucionar. Para muchas, las opciones que ofrece este nuevo camino son evidentes: adaptarse o morir.

Para muchas empresas, las opciones que ofrece este nuevo camino son evidentes: adaptarse o morir.

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