Mexicanos perciben menos corrupción

Perspectivas

Mexicanos perciben menos corrupción

¿Cuál es el siguiente paso?

Pasar de una mejoría en la percepción a un verdadero cambio requiere trabajar en temas pendientes de la agenda anticorrupción en nuestro país, así como promover una cultura de la integridad que ayude a evitar este fenómeno.

En entrevista con Fernando Macías Jasso, Socio Líder de Investigación Forense en Deloitte México.

Ciudad de México, 7 de octubre de 2019.

La corrupción sigue siendo, para la mayoría de los mexicanos, un problema preocupante. Nueve de cada 10 habitantes reconocieron a esta práctica como uno de los principales males que aquejan a nuestro país, según la edición 2019 del Barómetro Global de la Corrupción.

Lo anterior no representa, a grandes rasgos, nada nuevo. Sin embargo, este año, el documento publicado por Transparencia Internacional y Transparencia Mexicana muestra un cambio importante en la tendencia, que resulta interesante analizar y poner sobre la mesa: la percepción de la corrupción.

El porcentaje de mexicanos que consideró que la corrupción en el país había aumentado durante el último año se redujo, al pasar de un 61%, en 2017, a un 44%, en 2019, de acuerdo con el estudio internacional. Asimismo, el análisis reveló un aumento en el número de personas que consideraban que la corrupción había disminuido, que pasó de un 6% a un 21%, durante el mismo periodo.

Bajo nuestra óptica, los resultados del Barómetro son una noticia positiva, que muestran, al menos en cierto aspecto, una mejora en materia del combate a la corrupción en el país. Pero, ¿qué hacer para que el cambio y el avance pase de la percepción a los hechos?

En primer lugar, consideramos esencial priorizar temas que México aún tiene pendientes, como la consolidación del Sistema Nacional Anticorrupción, sus leyes secundarias y, sobre todo, la definición de las personas que tendrán la responsabilidad de hacer que éstas se cumplan.

El siguiente paso es demostrar que la mejora en la percepción obedece a un esfuerzo sistemático del gobierno por combatir este fenómeno. En ese sentido, se deben impulsar el desarrollo de protocolos y procedimientos para investigar delitos de corrupción, y la especialización de los servidores públicos encargados de investigar este tipo de ilícitos (agentes del Ministerio Público, fiscales, auditores o investigadores que fortalezcan los expedientes y carpetas de investigación).

Finalmente, será fundamental que todos los sectores de la sociedad, las empresas, los académicos, los ciudadanos y los servidores públicos, también pongan de su parte y eviten caer en prácticas que inciten este tipo de conductas, y comprendan que la corrupción es una problemática que no solo corresponde al gobierno combatirla; se trata de una responsabilidad compartida.

La corrupción es una problemática que no solo corresponde al gobierno combatirla; se trata de una responsabilidad compartida.

Menos burocracia = ¿menos corrupción?

Pese a la mejora que este año tuvo México, en materia de percepción del combate a la corrupción, según el Barómetro Global de la Corrupción 2019, nuestro país se ubicó entre las naciones con mayor porcentaje de personas que reconoce haber pagado sobornos –34% de la población reconoció haberlo hecho, para acceder a algún trámite o servicio público–.

La razón principal de esta situación es que, actualmente, vivimos en un ambiente de imposición regulatoria, que genera situaciones propicias para que ocurran este tipo de conductas ilícitas, debido a la complejidad de sus normas (por ejemplo, los requisitos que se piden para obtener permisos, licencias o autorizaciones del gobierno no son iguales en un municipio que en otro, o en una entidad federativa que en otra).

¿Qué hacer ante esta situación? Una de las alternativas que, desde nuestra perspectiva, podría funcionar es la simplificación y homologación administrativa. A medida que la autoridad simplifique, clarifique y dé consistencia a los trámites, menor será el grado de exposición que tenga el ciudadano a demandas ilícitas por parte de servidores públicos, que exigen dinero a cambio de avanzar en permisos o licencias.

Otra iniciativa que puede promoverse es la construcción de un gobierno digital. La realización de trámites en línea, reduciendo la interacción entre ciudadanos y funcionarios de gobierno, es una solución que permite disminuir, de igual forma, los incidentes de corrupción a este nivel.

La transparencia y la rendición de cuentas por parte de los servidores públicos es también otra acción que ayuda a combatir el fenómeno de la corrupción.

Por último, y más allá de las iniciativas sobre la materia que puedan impulsar las autoridades, es necesario que entre los ciudadanos se promueva una concientización sobre este problema y se fomente una cultura de la integridad.

Cambiar el panorama de la corrupción en México es una tarea de todos.

Los resultados del Barómetro son una noticia positiva que muestran una mejora en materia del combate a la corrupción en el país.

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