Sistema Anticorrupción

Perspectivas

¿Por qué México sigue reprobando en corrupción?

La ausencia de un sistema de procuración e impartición de justicia eficiente, así como el funcionamiento parcial del Sistema Nacional Anticorrupción, son algunas de las razones por las que nuestro país ha resultado mal evaluado en rankings.

En entrevista con Fernando Macías Jasso, Socio Líder de Investigación Forense en Deloitte México.

Ciudad de México, 5 de julio de 2019.

Combatir la corrupción es una tarea en la que, al menos en los últimos años, México ha fallado. Así lo demuestran las caídas que nuestro país ha presentado en los rankings y evaluaciones realizadas por organismos internacionales especializados en la materia.

A inicios de este año, por ejemplo, se dio a conocer que México descendió tres lugares en el Índice de Percepción de la Corrupción 2018, elaborado por Transparencia Internacional, pasando del lugar 135 al 138, de 180 países evaluados, y ubicándose entre los cinco países con la calificación más baja de América.

Meses después, en junio pasado, nuestro país obtuvo una calificación de 4.65 en la primera edición del Índice de Capacidad de Combate a la Corrupción (CCC), elaborado por Americas Society/Council of the Americas (AS/COA), un puntaje muy bajo, sobre todo si se considera que la evaluación se hace en una escala del 1 al 10, donde 10 representa mayores posibilidades de revelar, castigar y detener la corrupción.

¿Cómo terminamos aquí?, ¿en qué áreas de combate a la corrupción hemos fallado como nación? y, sobre todo, ¿qué podemos hacer al respecto?

Una de las principales situaciones que ha llevado a México a obtener estas malas evaluaciones es la ausencia de acciones concretas por parte de la autoridad para investigar de manera efectiva, los actos de corrupción y lograr que se juzgue, se castigue y sancione a los infractores.

¿Qué queremos decir con ello? Que a pesar de que nuestro país cuenta con un marco regulatorio en la materia, son pocos los casos de este tipo que son judicializados y que concluyen con sentencias condenatorias, reparación del daño o recuperación de los fondos públicos desviados.

Así, la mayoría de las veces, observamos que cuando llegan a existir denuncias, las investigaciones que se hacen al respecto no tienen un resultado positivo, en los juzgados no se llegan a aplicar penas, multas y/o sanciones a los infractores y eso no deja satisfechos a los ciudadanos –en algunos casos, incluso, los acusados terminan obteniendo amparos o logrando sentencias favorables.

Por esta razón, es importante trabajar en el fortalecimiento general de todo el sistema y no solo de uno de sus aspectos. No solamente hay que sancionar y castigar la corrupción, también se deben establecer mecanismos para prevenir e identificar oportunamente posibles casos de corrupción.

Combatir esta problemática no es una responsabilidad que recaiga en solo uno de los actores de nuestra sociedad. Se trata de una tarea en la que tanto empresas como autoridades, organizaciones no gubernamentales, legisladores, académicos, sociedad civil organizada y ciudadanos deben sumar esfuerzos para fortalecer al sistema. Solo así, podremos observar una mejora.

Resultados, ¿a la vista?

Desde su trinchera, cada uno de los actores de la sociedad puede realizar aportaciones importantes a la lucha contra la corrupción. Desde el sector empresarial, una de las iniciativas más relevantes, en ese sentido, es la adopción de programas para prevenir, detectar y responder a casos de este tipo, ya sea para cumplir con sus políticas corporativas o con las regulaciones anticorrupción locales y de los países de origen de sus corporativos.

Del lado de la sociedad civil mexicana, ha sido notorio su esfuerzo para incluir en la agenda gubernamental o en las políticas públicas los esfuerzos anticorrupción. Entre otras cosas, jugaron un papel relevante en la creación de importantes estructuras, como el Sistema Nacional Anticorrupción, que surge como respuesta a una demanda generalizada.

Sin duda, como podemos observar, el combate a la corrupción es una tarea en la que todos pueden y deben participar.

Falta especialización

Uno de los pendientes más urgentes que nuestro país tiene es la correcta implementación del Sistema Nacional Anticorrupción (SNA), estructura creada en 2016 y que aún no ha sido puesta en marcha en su totalidad.

Para ello, además de los nombramientos que hacen falta realizar, es importante desarrollar la especialización de quienes ocuparán esos puestos. Se deben conformar equipos de especialistas en temas anticorrupción en todos los niveles del Sistema: desde los servidores públicos que hacen las auditorías, los agentes del ministerio público que integran las carpetas de investigación hasta los jueces que conocerán los casos que podrían constituir delitos.

En la medida en que logremos una correcta implementación del SNA y que éste empiece a producir resultados positivos y favorables, irá mejorando la calificación o la percepción que se tenga a nivel nacional e internacional de nuestro país respecto de sus esfuerzos para combatir la corrupción.

No solamente hay que sancionar y castigar la corrupción, también se deben establecer mecanismos para prevenir e identificar oportunamente posibles casos de corrupción.

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