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Perspectivas
El salto que la CDMX necesita dar en movilidad
Al hablar de movilidad, hablamos de todo un concepto, de cómo una persona se mueve de un punto a otro, sin importar el medio de transporte por el que lo haga. La movilidad es, en la actualidad, uno de los desafíos más importantes para todas las ciudades del mundo.
En el caso de la Ciudad de México, la quinta ciudad más habitada del planeta, según las Organización de las Naciones Unidas (ONU)*, y la urbe con el mayor porcentaje de congestión vehicular, de acuerdo con el Índice de Tráfico 2017, elaborado por la firma TomTom, la movilidad se convierte en un desafío aún mayor.
En entrevista con Manuel Nieblas, Socio Líder de Manufactura en Deloitte México.
Ciudad de México, 10 de agosto de 2018.
La capital del país, como precisa el Índice de Movilidad Urbana de Deloitte, se ubica en una posición media entre las ciudades del mundo; su calificación aún no llega al nivel de las grandes metrópolis que son líderes globales en materia de movilidad, pero tampoco es una urbe emergente, es decir, que apenas esté comenzando a considerar estos temas.
Al analizar el estado de la movilidad en la capital mexicana, a partir de tres factores clave (desempeño y resiliencia; visión y liderazgo; y servicio e inclusión), el Índice otorgó a la Ciudad de México una calificación que se ubica, en promedio, entre las categorías de contendiente y con un nivel de aspiración importante.
De acuerdo con el diagnóstico elaborado por Deloitte, las fortalezas de movilidad de la ciudad son, fundamentalmente, tres:
- Metrobús: la línea de autobús exprés rápido, que permite al usuario ahorrar hasta 40% de tiempo de transporte en comparación con trayectos similares.
- Programa “Hoy No Circula”: al limitar el número de vehículos que pueden circular diariamente por la ciudad, promueve el uso del transporte público y combate la contaminación ambiental.
- Ecobici: el segundo sistema de bicicletas compartidas más grande en América del Norte; se ha convertido en una de las opciones más convenientes, sobre todo para las personas que tienen que recorrer distancias cortas.
Asimismo, el Índice revela que los tres principales retos que enfrenta la Ciudad de México, en lo que a movilidad se refiere, son:
- Accesibilidad reducida al transporte público en áreas suburbanas, debido a políticas públicas fragmentadas: la red de transporte público que se tiene actualmente áreas suburbanas es insuficiente; la mayor parte de la red se concentra en la zona centro de la ciudad.
- Creciente tendencia del uso de auto privado que contribuye a la congestión: en la actualidad, el promedio de personas que se transporta por vehículo es de dos, cuando podrían ser hasta cinco; bajar esta tendencia dependerá, en gran parte, de lograr un transporte público suficiente y de calidad.
- Infraestructura peatonal deteriorada e insuficiente: en muchos lugares de la ciudad se han reducido los caminos de los peatones para darle prioridad a otros medios de transporte: se debe tratar de ampliar estas vías peatonales sin alterar la infraestructura de transporte que ya está establecida.
Los anteriores son, sin duda, retos importantes sobre los que tanto autoridades, como el sector privado y los ciudadanos tendrán que trabajar conjuntamente, no obstante, el tema principal, y el que consideramos es el factor capaz de hacer toda la diferencia en la búsqueda por mejorar la movilidad en la Ciudad de México, es solo uno: la inversión.
Pero no se trata de invertir por invertir; la clave es hacerlo de manera focalizada, es decir, las inversiones correctas en los lugares o medios de transporte correctos. ¿Qué queremos decir con esto? Que se tiene que realizar un análisis integral para determinar qué tipo de transporte se requiere promover para determinada zona de la ciudad y, con base en eso, entonces sí realizar las inversiones.
* Revisión 2018 de las Perspectivas de Urbanización Mundial, ONU.
Movilidad y participación privada, ¿una buena fórmula?
Mejorar los sistemas de movilidad de una ciudad es una tarea muy compleja que difícilmente el gobierno puede realizar solo con la utilización de recursos públicos, debido a los compromisos previamente adquiridos y al riesgo que corre de incrementar su deuda pública.
Las autoridades necesitan, por ende, un aliado con la capacidad financiera para ayudarles a realizar los proyectos que sean necesarios para eficientar sus sistemas de transporte y mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos.
Así es como la iniciativa privada destaca como la mejor opción o el mejor aliado que el gobierno puede tener para concretar las mejoras requeridas. De hecho, en algunas de las ciudades con los mejores sistemas de transporte del mundo –como Tokio o Londres- los esquemas llegan a ser incluso totalmente concesionados.
En ese sentido, es tiempo de que la Ciudad de México comience a pensar ya en la posibilidad de otorgar concesiones o de trabajar bajo esquemas compartidos de inversión, en los que participe el sector privado; este será un paso fundamental para poder dar el salto que tanto necesita en materia de movilidad.
Pero no se trata de invertir por invertir; la clave es hacerlo de manera focalizada, es decir, las inversiones correctas en los lugares o medios de transporte correctos.