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Perspectivas
Zona libre
Un cambio positivo para la frontera norte del país
El proyecto de reducir ISR e IVA, incrementar el salario mínimo y bajar los precios de gasolina y electricidad pondrá el piso parejo entre la región norte de México y las ciudades del sur de los EE.UU., su principal competencia
En entrevista con Mario García, Socio Director Región Occidente - México
Ciudad de México, 19 de diciembre de 2018
El próximo año será de cambios importantes para la frontera norte del país. De acuerdo con la propuesta anunciada por el nuevo gobierno federal, a partir de 2019, la intención es convertir a la región en una zona libre de comercio.
Pero, ¿cómo planean hacer esta transformación? Principalmente, a través de cuatro acciones: la reducción del Impuesto Sobre la Renta (ISR), de 30% a 20%; la disminución del Impuesto al Valor Agregado (IVA), de 16% a 8%; el incremento al salario mínimo, al doble de su valor actual (de 88 a 177 pesos); y la homologación de los precios de gasolina con los de ciudades de los EE.UU.
Desde nuestra perspectiva, se trata de una iniciativa positiva, que beneficia no solo al sector empresarial, sino también a la ciudadanía; es, sin duda, un cambio importante para la región, que permitirá llevarla al nivel de competitividad que realmente requiere.
No se trata, como algunos han apuntado, de una especie de consideración especial o de preferencia por la región. Por el contrario, lo que este proyecto logra es, desde nuestra óptica, poner el piso parejo entre la frontera norte del país y la que actualmente es su principal competencia, las llamadas “ciudades espejo”, ubicadas en la frontera sur de los Estados Unidos.
Y es que la zona norte de México ha sufrido una pérdida significativa de competitividad y productividad desde 2014, año en el que se eliminó el IVA diferenciado que existía en la región, de 11%, homologándose con la tasa existente en todo el país, de 16 por ciento.
Esta situación provocó que miles de mexicanos optaran por realizar sus compras en territorio estadounidense, como lo son los estados de California y Texas, donde las tasas de impuestos son menores, un hecho que trajo consigo efectos nocivos en la región, como el aumento de la inflación, la caída de la actividad económica en diversas ciudades y la fuga de divisas.
Así, el anuncio y la puesta en marcha de las medidas anunciadas por el gobierno actual para la zona norte del país representa una gran oportunidad para igualar las condiciones fiscales entre territorio mexicano y estadounidense, evitar la fuga de capitales, incrementar la inversión y el consumo en la región, y mejorar la calidad de vida de sus habitantes.
Se trata de una iniciativa positiva, que beneficia no solo al sector empresarial, sino también a la ciudadanía; es, sin duda, un cambio importante para la región, que permitirá llevarla al nivel de competitividad que realmente requiere.
Los retos principales
Si bien la propuesta de una zona libre en la frontera norte del país es, desde nuestro punto de vista, un proyecto positivo, existen algunos desafíos que pueden presentarse durante su ejecución y que son importantes de resaltar.
El primero de ellos, y el que será de mayor relevancia para las empresas, es el incremento al salario mínimo. No obstante, y con base en el análisis hecho en nuestro estudio Zona Económica Fronteriza. El pulso del sector empresarial y un análisis estratégico de la iniciativa para Frontera Norte, podemos deducir que el impacto que tendrá este incremento no debe ser motivo de preocupación.
¿La razón? Como lo explicamos en el documento, y enfocándonos principalmente en el caso de las maquiladoras, que generalmente ofrecen sueldos mayores al salario mínimo, el incremento de éste no debe representar más del 5%, pues buena parte del aumento se compensará con la reducción del ISR.
Por otro lado, será igualmente importante que el sector empresarial de la zona aproveche los beneficios fiscales y el eventual incremento en el consumo que se registrará –producto de la reducción del IVA–, y destine las utilidades adicionales que se generen en nuevas inversiones que abonen a la competitividad de la región.
En ese sentido, el panorama se muestra alentador, pues de acuerdo con la encuesta realizada en nuestro estudio Zona Económica Fronteriza, 40% de los empresarios que operan en ciudades de la frontera norte del país señaló que aprovechará el flujo adicional de efectivo para invertir en nuevos proyectos que, eventualmente, generarán una mayor riqueza.
La zona norte de México ha sufrido una pérdida significativa de competitividad y productividad desde 2014, año en el que se eliminó el IVA diferenciado que existía en la región, de 11%.
Menor recaudación, ¿un peligro?
Una de las principales inquietudes que han surgido respecto a la implementación de la zona libre en la frontera norte es la disminución que habrá en la recaudación fiscal, especialmente, por la importancia que tienen las contribuciones de las ciudades de esta región en el erario público (Baja California, por ejemplo, es la quinta entidad federativa con mayor recaudación fiscal).
Algunos estudios estiman que la caída en la recaudación sería de más de 100 mil millones de pesos, sin embargo, la mayoría de estos análisis que se han dado a conocer carece de una metodología certera que pueda ser confiable.
Lo cierto es que sí habrá una baja en los niveles de la recaudación, no obstante, estamos convencidos de que las condiciones y los incentivos que se están presentando para la zona brindarán la oportunidad de incrementar la productividad y hacer más dinámica su economía.
Al generarse más flujo de efectivo, se incrementarán las transacciones y negocios en la región, lo cual, desde nuestra óptica, podría atenuar la disminución en la recaudación, y sigue inclinando la balanza a favor de este proyecto.
Y los beneficios, ¿cuándo?
Los beneficios de este programa los podremos observar, esencialmente, en dos etapas. La primera ocurrirá en los próximos 12 meses, y será visible casi de forma inmediata, en las utilidades de las empresas, el incremento al poder adquisitivo de las personas y el crecimiento económico.
Sin embargo, la siguiente etapa, que es donde viene el cambio más importante, será a largo plazo y consistirá en convertir a la región en un polo de tecnología, innovación y desarrollo, con altos niveles de competitividad y con el potencial para atraer nuevas inversiones, tanto nacionales como extranjeras.
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