Perspectivas
Las prioridades de la FSB para el año 2019
A finales de marzo, se definieron las principales prioridades del FSB para el 2019.
A finales de marzo, el Vicepresidente de Supervisión de la Junta de Gobernadores de la Reserva Federal y Presidente de la Junta de Estabilidad Financiera (FSB por sus siglas en inglés), Randal K. Quarles, dio un discurso en el Banco Europeo, en Alemania, ocasión en que definió las principales prioridades del FSB para el 2019.
En la ocasión, señaló tres asuntos que destacan en la agenda de este año del FSB: Fintech, Banca Paralela (“Shadow Banking”) y las organizaciones “too-big-to-fail”. A continuación, mostramos algunos de sus comentarios seleccionados sobre estos temas:
Fintech:
Al observar las tecnologías que subyacen a algunos de los productos financieros innovadores recientes, vemos un movimiento hacia la descentralización, es decir, un movimiento hacia tecnologías que conectan a los participantes de los mercados financieros directamente, sin un intermediario.
Las áreas potenciales de impacto son amplias: liquidación de pagos interbancarios; verificación y reconciliación de las facturas financieras comerciales; ejecución, cumplimiento y verificación del desempeño de los contratos; y mantención de un rastro auditable para impedir el lavado de dinero.
Tanto la entrada potencial de grandes empresas tecnológicas en los servicios financieros, como la capacidad de la tecnología para descentralizar las transacciones financieras, plantean una serie de problemas, algunos de los cuales pueden afectar la estabilidad financiera.
La innovación tecnológica ofrece la promesa de un sistema financiero sustancialmente más eficiente. Pero los nuevos sistemas, procesos y tipos de negocios traerán consigo nuevas fragilidades. Seguimos siendo responsables de garantizar que el sistema financiero sea lo suficientemente resiliente como para que las empresas y los hogares de todo el mundo no teman el colapso del sistema que satisface sus necesidades.
Shadow Banking:
Desde la crisis financiera mundial, el financiamiento no bancario ha crecido de manera relativamente rápida, tanto en su tamaño absoluto como en su importancia relativa en la intermediación crediticia. En las jurisdicciones que el FSB monitorea de cerca, los activos financieros no bancarios se ubican alrededor del 50% del total de los activos financieros globales, participación que ha crecido cerca de 5 puntos porcentuales desde el 2009. La intermediación financiera no bancaria, o "shadow banking", proporciona una valiosa alternativa al financiamiento bancario y ayuda a apoyar la actividad económica real.
Al mismo tiempo, el financiamiento no bancario a menudo presenta un alto apalancamiento, vencimientos y desajustes de liquidez, estructuras opacas y tenencias concentradas de activos de riesgo. El financiamiento no bancario también puede llevar a estándares de préstamo más bajos, elevando el precio de los activos de riesgo y enviando una señal alentadora a los aseguradores de crédito. Todos estos canales jugaron un papel en la reciente crisis financiera mundial. Más recientemente, han surgido nuevas formas de interconexión entre las empresas financieras no bancarias y el sistema bancario que, en algunos escenarios, podrían actuar como canales para la amplificación de riesgos nacionales y extranjeros.
“Too-big-to-fail”:
Un elemento clave de las políticas del FSB para abordar el problema “too-big-to-fail” es su estándar de capacidad de absorción de pérdida total (TLAC). Bajo esta norma, el FSB introdujo una estrategia de fianza (en contraste con un rescate) que necesariamente emplea una capacidad de recuperación de pérdidas y recapitalización post quiebre para el conjunto de bancos globales de importancia sistémica.
De manera crucial, al elevar los estándares de resolución, hemos mejorado el potencial de quiebre bancario no disruptivo. La implementación de estos estándares es más avanzada en el sector bancario, especialmente para los bancos más importantes a nivel mundial. El FSB estableció grupos de gestión de crisis y colectivos de supervisores que monitorean los planes de resolución de las empresas. Al mismo tiempo, debemos ser conscientes de que en realidad no hemos probado el quiebre de un banco grande en el mercado. ¡seguramente es algo bueno!
A partir de una década desde el inicio de la crisis financiera, debemos preguntarnos: ¿qué tan efectivos hemos sido en la reducción del problema de too-big-to-fail? ¿Hemos logrado nuestro objetivo de reducir o eliminar el problema? ¿Hemos introducido nuevos riesgos no deseados para el sistema financiero o costos para otros participantes del mercado financiero?
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