Perspectivas

Haciendo que Basilea III funcione para mercados emergentes y economías en desarrollo.

El documento evalúa las implicaciones de Basilea III para países en desarrollo.

El Centro para el Desarrollo Global publicó recientemente el documento Making Basel III Work for Emerging Markets and Developing Economies (EMDES), el cual reconoce que aunque las recomendaciones de Basilea III están calibradas para economías avanzadas, muchos países en desarrollo están en proceso de adopción de estos estándares, debido a las ventajas que estas naciones estiman con la adopción de este tipo de estándares, aunque al mismo tiempo también observan los riegos y desafíos de implementación de los mismos.

El documento evalúa las implicaciones de Basilea III para países en desarrollo y ofrece recomendaciones a los reguladores para hacer que el acuerdo funcione adecuadamente en estos países.

A pesar que las economías en desarrollo son bastante heterogéneas entre sí, sus sistemas financieros exhiben significativas diferencias en comparación a sus homólogos de economías desarrolladas. Estas diferencias se refieren a:

  • Condiciones más restrictivas de acceso a los mercados de financiamiento internacional.
  • Mayores niveles de volatilidad macroeconómica y financiera
  • Mercados financieros menos desarrollados.
  • Limitada transparencia.
  • Capacidades institucionales y aspectos de gobernanza menos desarrollados.

Estas cinco características son las que explican la razón por la cual el impacto esperado de la adopción de Basilea III es distinto en estas economías en comparación a mercados desarrollados. Esta realidad requiere una aproximación diferenciada en la aplicación de los estándares de Basilea III, para lo cual el documento propone apalancarse en tres principios:

  1. Minimizar las consecuencias indeseadas derivadas de la adopción de Basilea III en economías desarrolladas, las que pueden estar asociadas a los préstamos extrafronterizos hacia países en desarrollo y al tratamiento diferenciado entre filiales de bancos globales y bancos domésticos de países en desarrollo.
  2. Procurar el uso de proporcionalidad en la aplicación de los estándares de Basilea III, de modo que los estándares sean calibrados a la realidad de los países, sin comprometer, en todo caso, el necesario enfoque prudencial de las regulaciones y la supervisión.
  3. Minimizar el trade-off entre estabilidad financiera y desarrollo financiero, de modo que sin perder de vista el objetivo primario de estabilidad de las regulaciones financieras, se procure un adecuado balance entre estas y el desarrollo financiero, teniendo en cuenta que las necesidades de profundización financiera son mayores en las economías en desarrollo.

Para ahondar en el análisis y conclusiones de este interesante documento particularmente oportuno, considerando que las autoridades locales se encuentran en el proceso de diseño de la normativa de Basilea III, puede accederlo desde el siguiente enlace.

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