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Renovar la confianza, un valor del líder resiliente

Conoce las claves para lograr que el liderazgo sea un catalizador de la recuperación

El desafío actual de los líderes resilientes va más allá de afrontar las consecuencias económicas y sociales de la pandemia de la COVID-19. El gran reto pasa por reconstruir la confianza entre las personas, las instituciones y las empresas, así como redirigir a una parte de la sociedad hacia escenarios de mayor justicia e igualdad.

La compleja tarea de reconstruir y recuperar la economía mundial requiere de un compromiso renovado de la confianza entre personas e instituciones, solo así podrán relacionarse de manera eficaz para afrontar los nuevos retos con madurez.

La confianza, un intercambio de valor

La confianza no es algo estático ni inmutable. Estamos dispuestos a depositar nuestra confianza en los demás porque tenemos fe en ellos, en que no abusarán de nosotros y salvaguardarán nuestros intereses, y eso será mejor para la sociedad en general.

De lo anterior se intuye que la confianza es una forma de intercambio de valor, como una moneda. La confianza en sí misma no tiene un valor intrínseco, pero cuando se invierte con inteligencia en las personas adecuadas, puede tener un efecto excepcional en la sociedad y en las organizaciones.

En los negocios, y ahora más que nunca, es necesario medir el impacto de la confianza ya que la pérdida de la misma genera riesgos significativos para las organizaciones, la reputación y el bienestar de los empleados.

Ahora bien, la confianza solo se fortalece cuando fluye en ambas direcciones, cuando se vincula a los empleados con el éxito legítimo de la organización, como un participante y no como un simple seguidor. Este es un trabajo pendiente en muchos aspectos, y es que en la Encuesta a la Generación Millennial 2020, un 40% de los encuestados (generación Z y Millennials) creen que sus líderes no confían lo suficiente en ellos cuando teletrabajan.

Construir confianza donde más importa

En el artículo Cómo generar confianza durante la recuperación del COVID-19, se identificaron las preguntas que debía hacerse un líder resiliente en cuatro dimensiones (física, emocional, digital y financiera), para lograr comprender las necesidades de su equipo y su impacto social.

Apoyarse en esas cuatro dimensiones puede hacer más eficiente la tarea de los líderes y ayudará a priorizar las necesidades de cada grupo, bien sean clientes, inversores, proveedores, reguladores o la sociedad en general.

Priorizar bien qué necesita cada grupo o equipo es una tarea del líder resiliente y su éxito depende de su capacidad de identificar la evolución de los procesos. Por ejemplo, en la dimensión física, hay que dejar de un lado las emociones y las finanzas para centrarse en transmitir estabilidad y transparencia mientras se recupera la normalidad del trabajo.

La confianza es humana

Para lograr ambientes de confianza, resulta necesario que los líderes resilientes sean capaces de ser transparentes con aquellos con quienes se relacionan, capaces de cumplir sus promesas, y demostrar que tienen un cuidado especial por las experiencias que viven las personas a su cargo o de su entorno.

Una encuesta desarrollada el pasado mes de mayo, reflejaba que tres cuartas partes de los clientes que confiaban mucho en una marca podían dar un "salto de fe" para probar un nuevo producto. Además, aquellos empleados encuestados que aseguraron confiar en su empresa (79%) también se sentían motivados para trabajar en ella. 

Incluso, algunos investigadores, como el neurocientífico Paul Zak, aseguran que la confianza mejora el rendimiento operativo. En la misma línea, Nicholas Epley y David Tannenbaum encontraron que la cultura de una organización impacta en la conducta de los trabajadores e influye en las decisiones éticas con las que se encuentran en el día a día.

La confianza es personal

El impacto de la confianza en los equipos de trabajo y en la sociedad en general está probado y es necesario que los nuevos líderes resilientes sean conscientes del reto que esto les plantea. La reconstrucción de la confianza es crucial para el buen engranaje del ecosistema económico y social.

Por ello, es fundamental que se afronte esta crisis de confianza desde la base, asumiendo que debe construirse de manera mutua, reconociendo la vulnerabilidad de los demás y la de los propios líderes, actuando con honestidad y conectando como personas, priorizando las experiencias que potenciarán el bienestar de los demás.