A pesar de que en los últimos días no se han difundido indicadores económicos de importancia, esta semana aprovechamos para dar un repaso a las perspectivas que nos ofrecen los resultados de las mediciones de expectativas de recuperación que hemos estado realizado en alianza con CADEM a partir de junio de este año.
Esta iniciativa tiene como objetivo poner a disposición del público un análisis completo a base de la cuantificación de las tendencias de opinión, sensaciones y expectativas de los diferentes actores que participan en la economía chilena. En particular, el informe y los índices que lo componen ofrecen una mirada única entorno a la visión de consumidores y representantes de industrias claves respecto de la situación económica de las familias, empresas y del país en general. En el reporte que se difundió la semana pasada todos los índices están en zona roja lo que indica que la evaluación de la economía se encuentra aún en su momento más bajo dado que las expectativas de una posible recuperación aún se ven lejanas.
Hay matices muy relevantes a nivel de cada una de las dimensiones. La opinión pública señala un deterioro en la situación actual del empleo en Chile con 95% de los encuestados calificándola como mala-muy-mala comparado con 93% la semana anterior. La principal disminución se vio en la opinión sobre una mala situación económica de las empresas moviéndose casi 10 puntos de 53% en la lectura a finales de junio a 62%. En el agregado, la opinión pública bajó su puntaje a 28,4 lo que representa su peor nivel desde que se tienen registros. En cuanto a las expectativas a futuro, es notable que ahora 66% de los encuestados piensa que la situación empeorará. Solo 35% de los encuestados creen que volverán a trabajar presencialmente dentro de los próximos 3 meses y tan solo 12% piensan que podrán salir a restaurantes en este trimestre.
En lo que corresponde a la opinión empresarial, observamos tendencias más positivas. Casi dos tercios de las respuestas confirman expectativas que la situación mejorará en los próximos 6 meses. Esto es un alza de 7 puntos con respecto a la semana anterior. También hubo más optimismo entorno a las expectativas de mejoras en las perspectivas de empleo que subieron 7 puntos a 54% de optimismo.
Con respecto a la situación de salud, en Chile los niveles relativos de casos confirmados y de fallecidos por el COVID19 están situados entre los más altos del mundo. Sin embargo, los últimos datos de contagios empiezan a sugerir que hemos pasado el pico de la crisis de salud ya que finalmente estamos viendo una disminución en el número de casos nuevos a nivel nacional.
En lo económico, nuestros modelos siguen indicando que la contracción sea de 6.6% este año tomando en cuenta que los últimos estimados fiscales proyectan un alto grado de estímulo con un déficit correspondiente al 10.4% de PIB y un gasto público alrededor de 31% este año. Cabe señalar que estamos monitoreando muy de cerca la evolución de la incertidumbre doméstica actual tanto en lo sanitario como en lo que concierne al impacto que pueda surgir a partir de los procesos políticos que ocurran en los próximos meses.
A su vez, continuamos enfatizando la importancia de no perder de vista la trayectoria de la crisis en las economías extranjeras y de analizar cómo se está desenvolviendo la incertidumbre en torno a la posibilidad de un rebrote. Con esto en mente, a continuación, repasamos lo más relevante entorno a las dos economías extranjeras que más influyen a Chile.
En los Estados Unidos, las ventas minoristas de junio aumentaron un 7,5% más fuerte de lo esperado, lo que muestra el impacto de la reapertura de esta economía. El gasto en gasolina aumentó 15.3% sobre los meses anteriores y las ventas en bares y restaurantes subieron un 20% desde mayo. En particular, hubo un aumento considerable en las ventas en los concesionarios de vehículos de motor, muebles, ropa y tiendas de electrónica, entre otros artículos discrecionales. El gasto en línea disminuyó 2.4% y las ventas en supermercados cayeron 1.6% después de recibir ganancias robustas en meses anteriores. Las solicitudes iniciales de desempleo en los Estados Unidos disminuyeron menos de lo esperado. Esta medida cayó de 10,000 a 1.3 millones para la semana que terminó el 11 de julio. El número de reclamos continuos ahora se estima en cerca de 17 millones después de alcanzar niveles récord de casi 25 millones a principios de mayo.
Durante las próximas semanas prestaremos mucha atención a cualquier signo de una segunda ola de despidos como resultado del endurecimiento de las medidas de contención dado el rápido aumento de las infecciones por COVID-19 en las últimas semanas. En general, si bien los datos de EE. UU. muestran el impacto de la reapertura de la economía, existe una creciente preocupación por los elevados riesgos para la salud que sugieren que EE. UU. no ha lidiado eficazmente con la primera ola de la pandemia. Después del repunte inicial en mayo y junio, existe el riesgo de que el ritmo de recuperación de EE. UU. disminuya o se debilite.
Del otro lado del pacífico, el PIB real en China creció un 11,5% en el segundo trimestre, lo que elevó el crecimiento interanual a un 3,2%. A pesar del desarrollo favorable, los mercados esperaban un resultado aún mejor, y las acciones chinas registraron pérdidas. Esto refleja los detalles de la recuperación, que muestra un fuerte aumento de la actividad industrial que se ve parcialmente compensado por la continua debilidad del consumo. La producción industrial aumentó un 4,4% año tras año registrando ganancias por tercer mes consecutivo. Dicha actividad ha sido respaldada por la decisión del gobierno de aumentar la cantidad que las autoridades locales pueden pedir prestado, particularmente para proyectos de infraestructura que a su vez han beneficiado a sectores como la industria del acero.
Del lado del consumidor, la historia es diferente. Las ventas minoristas cayeron un 3,9% en el segundo trimestre a pesar de haber visto una disminución en los niveles de desempleo en los últimos meses. Esto sugiere que los consumidores se comportan de manera diferente, mientras que los riesgos para la salud siguen siendo elevados después del cierre lo que representa una preocupación clave para otras economías que se han reabierto recientemente.
Craig Alexander is the first Chief Economist at Deloitte Canada. He has over twenty years of experience in the private sector as a senior executive and leading economist in applied economics and forecasting. He performed macroeconomic research, regional and sector analysis, and fiscal market forecasting and modelling. Craig is a passionate public speaker and holds a graduate degree in Economics from the University of Toronto.
Sebastian es economista y trabaja en la práctica de Asesoría Económica en Deloitte Canada, cubre principalmente los desarrollos macroeconómicos y tiene experiencia previa realizando investigaciones en el campo de la economía y las finanzas internacionales. Sus habilidades técnicas incluyen análisis cuantitativos complejos, econometría avanzada, aprendizaje automático y programación de computadoras. Periódicamente, monitorea de cerca los desarrollos clave en los mercados financieros mundiales, las ofertas públicas, las fusiones y adquisiciones, los precios de las divisas y los productos básicos, la política monetaria, la deuda y las cuestiones fiscales.